Por: Luis Humberto Tovar Trujillo
Con grandes esfuerzos, el presidente de la afamada Corte de marras, como decimos, conocida de autos, en entrevista reciente en una cadena radial, víctima de la enfermedad publicitaria, por parecerse al aguacate, buscando madurarse en los medios de comunicación, oscureció más el panorama de esa institución.
Confirma lo que Colombia piensa, de la consumada conducta prevaricadora y, habló en el caso de Uribe, de la existencia de un equipo entre la defensa y la fiscalía, como tratando de involucrar a esta última en otra asociación para delinquir o en otro cartel, para equilibrar cargas en el afamado proceso de corrupción conocido.
Cuando los jueces hacen uso de los medios de comunicación, entregan la majestad de la justicia a los vaivenes del mercadeo de la oferta y la demanda; el juez es más juez cuando se expresa por sentencias y no en medios.
Una verdadera tragedia vive la justicia colombiana, con el protagonismo judicial en los medios, porque dejan de ser jueces y, se convierten en mercaderes de sus decisiones, situación que ocurre cuando publican sus decisiones por comunicados y las sentencias son publicadas después de seis meses o más, eso es corrupción o como mínimo facilita falsedades en ellas.
Muy grave, que en sus respuestas Luis Antonio Hernández presidente de la Corte deja entrever una seria advertencia al Juez que debe decidir la preclusión de Álvaro Uribe.
Palabras más, palabras menos le dijo: «o tumba esa preclusión o lo investigamos».
Gravísimo que desde el pulpito de los medios se haga terrorismo a los jueces, indicándoles, cómo deben tomar sus decisiones, no propiamente en defensa de la Constitución y la ley, sino con amenazas para servir a los más caros intereses de la podredumbre judicial.
Dice que desconoce el caso Uribe y a cambio de ello, da entrevistas para hablar de algo que no sabe. Así estamos con estos «jueces». Semejante irresponsabilidad; ahí se conoce la calidad de magistrados que tenemos, propio de los procedimientos para llegar a la magistratura, pagando servicios políticos.
Grave lo que se le viene a nuestro país con la polarización desenfrenada en los medios y redes sociales; lo peor, quien debiera ser el juez de la balanza, la rama judicial, por instrucciones del presidente de la Corte, ya integra una de las partes en conflicto, alimentándolo aún más y, generando instrumentos de más pánico, como si fuera poco, al que vive el mundo por el Covid-19.
Una verdadera desgracia la oscuridad.
