Por: Froilán Casas, obispo de Neiva
No busques justificar tu indisciplina, tu pereza y falta de iniciativa, echándole la culpa a los otros. Te sientes discriminado por el color de tu piel, por el lugar en que naciste, por la religión o partido al que perteneces, por ser mujer, por vivir en el estrato uno, etc. Por favor, aprovecha las oportunidades: si el tren cruza y no te subes en él, difícilmente volverá. ¿Por qué pides igualdad si tú no trabajas, no estudias, no tienes disciplina en lo que te propones? Entonces, ¿cuáles serán los resultados? Excúsame, cada quien cosecha lo que siembra. Permíteme decirte que, admiro a quien se promueve en medio de dificultades, superándolas. Admiro a quien crece sin resentimientos y se reconcilia con el pasado. Admiro a quien es agradecido y expresa que sus logros no se deben meramente a su esfuerzo personal, también al apoyo que recibió de otros. El desagradecido está lleno de soberbia y todo se lo atribuye a sus capacidades. Por favor, ¿Quién crece sin una palanca de apoyo? No confíes en un desagradecido, mañana hará lo mismo contigo. Admiro a las personas que con disciplina y esfuerzo superan las dificultades. Infortunadamente encuentro personas envenenadas, llenas de odio contra aquellos que luchando han superado las dificultades. Por todo se quejan, sintiéndose víctimas de los otros; alimentan sentimientos de odio y animadversión de rasgos sociales, políticos e incluso religiosos. Supérate, por favor, tú puedes lograr mucho con disciplina y confianza. Ludwig van Beethoven compuso la novena sinfonía estando hay sordo. Tú puedes perder la batalla, lo importante es que ganes la guerra. Con el primero que hay que luchar es contra ti mismo. Contra tu inconstancia, tu pesimismo, tu indisciplina. Para llegar al podio de los aplausos hay que luchar mucho; los grandes deportistas han llegado a la cima, con grande disciplina y constancia. Por favor, despójate de tu odio y resentimiento; tú tuviste muchas oportunidades y todas las perdiste, entonces, ¿de qué te quejas? Además, acepta tus limitaciones con inteligencia, tú no eres un todopoderoso; tú eres vulnerable, tú eres más frágil que un pétalo de rosas. Por favor, parte de tu realidad, de tus limitaciones para construir tu futuro; no te compares con los demás, cada uno tiene su propia historia. Como dice el poema Desiderata: “Si te comparas con los demás te volverás vano y amargado; pues siempre habrá personas más grandes y más pequeñas que tú”. Por favor, aprende de tus errores para no repetirlos. Los japoneses perdieron la guerra, pero luego invadieron con sus excelentes productos a los países vencedores. Singapur en el 1965 era un país mucho más pobre que Colombia y hoy, es una de las economías más prósperas y estables del planeta. Tú, ¿qué autoridad tienes para protestar? Por favor, ¿qué le has dado a Colombia para transformarla? Deja de buscar excusas: si te quejas por el ocaso del sol, las lágrimas no te dejan ver las estrellas. Por favor, mira hacia adelante sin excusas. No me cuentes tu embarazo, dame la alegría de tener un niño. ¿Qué autoridad moral tienes para criticar? Tú solo pides, ¿qué ofreces? Dame una palanca y moveré el mundo.