La sociedad neivana se encuentra totalmente atemorizada por el accionar terrorista de las organizaciones criminales que se han focalizado en algunos municipios del departamento, a pesar de la arremetida de la Fuerza Pública y de las Fuerzas Militares contra estos delincuentes que tienen afectado el bienestar general de las familias colombianas y al sector empresarial. Durante la semana santa, cuando se creía que iban a respetar las creencias religiosas, estos grupos subversivos, no cesaron el lanzamiento de granadas a algunos establecimientos comerciales en Algeciras, Gigante y Neiva, que fueron objeto de estos actos demenciales, que día tras día se están incrementando en el territorio huilense, así los áulicos del presidente de la República digan lo contrario. La realidad de zozobra que estamos viviendo es real. En los municipios huilenses, se respira un aire tenso en las horas nocturnas. Las zonas urbanas se están volviendo desiertas, por el temor que existe a ser objeto de un acto violento de estos depravados o gestores sociales como los denomina el gobierno nacional.
Los atentados terroristas que ocurrieron durante la semana anterior obligan a los organismos de seguridad del Estado a redoblar esfuerzos. Se realizan Consejos de Seguridad, se formulan estrategias para contrarrestar este accionar terrorista, se amplía el pie de fuerza del aparato armado en la región, y todavía se siguen presentando estos actos terroristas, como los ocurridos contra los establecimientos de las empresas de Su Chance en Algeciras y Gigante y como si fuera poco, el ocurrido el sábado anterior contra el almacén de la Yamaha en la carrera 7 calle 23 de Neiva. Estas organizaciones están desbordando la capacidad de respuesta de las autoridades en la región. El Gobernador y los alcaldes están solicitando al gobierno nacional un aumento de la Fuerza Pública y el fortalecimiento de la inteligencia militar. El ejecutivo debe reorientar esta política pública de seguridad para las regiones del país. Esto no es un juego. Deben aterrizar a la realidad nacional. Hay que reconocer que la Paz Total ha sido un fracaso hasta la fecha. Cada vez estas organizaciones criminales se encuentran fortalecidas militarmente. Continúan engrosando sus filas a través del reclutamiento de menores.
Igualmente, el avance de la extorsión y de las vacunas es una realidad contra las personas naturales y el sector productivo, a través de las oficinas que cumplen funciones similares a la Dian en las montañas de Colombia. A través de amenazas contra las personas y el sector productivo es palpable, en la mayoría de las regiones del país. El Huila no se sustrae de este karma. El gobierno nacional, se encuentra totalmente desentendido de esta problemática que aqueja a las familias y empresas colombianas. Viven en la estratosfera y el cosmos. Pero no aterrizan a la realidad colombiana. Hay necesidad de reorientar este accionar. Los buenos somos más.