Por: Álvaro Hernando Cardona González
Un estudio internacional publicado el 7 de febrero de 2023, en el blog del Instituto Superior del Medio Ambiente de España, reveló que gran parte de las principales presiones e impactos ambientales se externalizan a países y regiones dentro y fuera de la Unión Europea. En otras palabras, la producción de la UE no solo genera impactos ambientales negativos a otros países del mundo, sino a sus vecinos de Europa del Este. Por supuesto los beneficios económicos derivados del consumo de bienes y servicios, quedan donde se producen; y también es allí donde se invierten los recursos destinados a la conservación y recuperación ambientales.
El estudio elaborado por un grupo de investigadores de las Universidades de Birmingham (Reino Unido), Groningen (Países Bajos) y Maryland (Estados Unidos), así como de la Academia China de las Ciencias, evaluó los indicadores medioambientales entre 1995 y 2019. Sus conclusiones, publicadas en Nature Sustainability, incluyeron “las emisiones de gases de efecto invernadero, el consumo de materiales, el uso del suelo, el consumo de aguas superficiales y subterráneas, la formación de partículas, la oxidación fotoquímica y la pérdida de biodiversidad debido a la cobertura del suelo, así como la ecotoxicidad de agua dulce, marina y terrestre”. El estudio destacó que siete presiones e impactos analizados -indicadores de ecotoxicidad, emisiones de gases de efecto invernadero, formación de partículas, oxidación fotoquímica y consumo de materiales- aumentaban notablemente fuera de la UE, mientras que disminuyen dentro del bloque. También arroja que los beneficios del consumo de la UE son mayores para la mayoría de los países miembros que para los de fuera, mientras que inducen mayores presiones e impactos ambientales para sus vecinos orientales, como Albania, Montenegro, Serbia, Ucrania y Moldavia. Incluso estos impactos y presiones analizados asociados al consumo de la UE se notaron en Brasil, China, India, Japón, así como en Oriente Medio.
En este contexto, cabe preguntarse si es acertada la decisión gubernamental de Colombia de detener exploración y explotaciones petroleras y mineras en nuestro propio territorio (cuando tanto se necesitan minerales para lograr energías más limpias -no totalmente limpias-) mientras comercia con países dictatoriales, violadores de derechos humanos, y con escaso manejo ambiental, como Venezuela, Bolivia o Nicaragua, pobres en manejo ambiental de sus proyectos en vez de generar empleo y calidad de vida aprovechando la enorme capacidad ambiental nacional. No hay que negar lo indudable: toda actividad humana genera impactos.