Por: Danilo Arboleda
Que quien no quiere ver, los problemas de la seguridad desde la óptica ciudadana y de orden público están diagnosticados, sobre diagnosticados y supra diagnosticados, en el territorio Huilense, sin temor a equivocarme es la miopía política del gobierno nacional con respecto al fenómeno criminal en el departamento y el tema de la paz total, lo que imposibilita avanzar de manera positiva, siendo revictimizado nuestro territorio.
Los grandes vacíos frente a los procesos de paz tanto con ELN como con FARC que afectan a la institucionalidad, a la sociedad civil; afectan la percepción de país en temas de seguridad, política, economía y sociedad teniendo en cuenta los parámetros de una sana convivencia y un buen vivir.
El terrorismo de nuevo se ensaña con el Huila bajo la mirada casi inadvertida e indiferente del alto gobierno nacional, no hay acciones por parte del mecanismo de verificación y monitoreo (si es que existe) para la verificación del cese bilateral.
En lo corrido del año van cerca de 15 atentados terroristas en el Huila, sumado a los combates registrados en el municipio de Garzón en donde muere en el desarrollo de operaciones militares en el mes de marzo el cabecilla de una estructura terrorista de las FARC y es el mismo punto donde pierden la vida en combates, dos de nuestros héroes el viernes pasado.
Apenas ahora se escuchan las voces de protesta de algunos políticos en cuanto al tema, alzan la voz de forma vehemente de lo que nosotros como sociedad civil clamamos desde hace meses y es la suspensión del cese al fuego bilateral.
“Basta ya” de diagnósticos románticos, que conducen a concejos de seguridad inoficiosos en donde se formulan decisiones apresuradas y desesperadas, requerimos acciones contundentes y conducentes a recuperar la seguridad en su amplia dimensión; pues en este instante somos pacientes críticos, con enfermedades de alto impacto y sin dinero, lo mismo que tener cigarros sin cerilla para encender.
De igual forma, demasiado preocupante el tema de la Agencia de Renovación del Territorio en donde están referenciados los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET) que tienen como objetivo estabilizar y transformar los territorios más afectados por la violencia, la pobreza, las economías ilícitas y la debilidad institucional, y así lograr el desarrollo rural que requieren 170 municipios. “SORPRESA” en el Huila NO hay ni uno y compartimos problemática con el Caquetá, Meta y Sur del Tolima.
Requerimos la oferta institucional del Estado con toda su fuerza en el departamento, visibilizar y resaltar la problemática compartida y decretar la suspensión inmediata del cese bilateral del fuego en los departamentos del Huila y Tolima, para retomar el rumbo normal de las cosas en la región. ¡Palabra de espartano!
