Por: Julio Bahamón Vanegas
Parapeto
El gobierno no debe prestarse a hacerle el juego y correr el peligro de caer en la trampa de fuerzas extremas simpatizantes de regímenes totalitarios. Hacer y estar en la oposición es muy fácil. Ya lo decía Winston Churchill en su obra sobre la segunda guerra mundial: “una de las ventajas de estar en la oposición es que los opositores pueden aventajar en imaginación a aquellos que desde el gobierno tiene que poner en práctica los planes”. Por lo que, lo de calumniar les resulta cómodo a los que fomentan la oposición, como acaba de ocurrir con motivo de los bombardeos que nuestro ejército les propino a los campamentos de los grupos disidentes de las farc en el Guaviare, en donde supuestamente han muerto menores de edad. A esos bandidos el país ya les brindó la oportunidad de la paz y algunos de ellos, como Iván Márquez, Santrich, Romaña, Gentil Duarte y el Paisa decidieron continuar delinquiendo, entonces, sobre su rebeldía debe caer todo el peso de la ley y la contundencia de nuestras fuerzas armadas. En aras de abreviar la discusión, supongamos que en algunos combates han caído, lamentablemente, menores de 15 años; la pregunta que nos corresponde hacernos, de buena fe, es la siguiente: ¿Quiénes, o que organización delictiva recluto a la fuerza a esos menores, obligándolos a ir hasta los campamentos de los ilegales? Esta dolorosa situación que han querido explotar voceros de La Colombia Humana de Gustavo Petro, el Sr Hollman Morris, entre otros, me da la oportunidad de contarles que, en el año de 1.997 yo conocí a unas mujeres muy jóvenes que hacían parte de la escuadra de la columna móvil Teófilo Forero con las que tuve oportunidad de conversar en los largos meses que ese grupo me mantuvo secuestrado en las montañas del Caquetá, me platicaban que a ellas las reclutaron a la fuerza, y a otros niños, que fueron llevadas a engrosar las filas de combatientes y entonces, un día cualquiera, me detallaron, que los jefes los obligaron, según sus testimonios, a asesinar a un hombre adulto que igualmente lo tenían en su poder desde hacía al menos 6 meses y, con el cuento de que su familia se había negado a pagar por su rescate lo sentenciaron a muerte por fusilamiento. Esa orden se la dieron a la compañera sentimental de un tal Pompilio, guía del grupo que me trasladaba desde Guacamayas hasta Puerto Rico en el Caquetá, para que, una vez fuera amarrado a un árbol le disparara un tiro de pistola en la cabeza con la advertencia de que, si ella no lo hacía, la matarían a ella. Recordarles a los humanitarios de Petro por si se les ha olvidado también, de la vez en que las farc utilizaron a un niño como bomba a quien cargaron con kilos de dinamita y lo hicieron explotar a la entrada de un cuartel del ejército matándolo y de paso a varios militares. De esa forma, terrorífica, la guerrilla de las farc fue creando, poco a poco, con gente muy joven, grupos de sicarios que se ocupaban de asesinar a quienes los de la cúpula señalaran. ¿Acaso se nos ha olvidado ya lo que hizo en su recorrido criminal esa agrupación asesina por más de 57 años en su accionar homicida? SI eso fue cierto, es decir, si en alguna de esas acciones murieron menores de edad no podemos aceptar que a nuestro ejército constitucional le endilguen esa responsabilidad. ¿Si los muertos en el bombardeo fueron hombres de 15 años o más, se les podría contar como inocentes criaturas? O acaso, ¿inofensivos arcángeles y querubines? El DIH ha dicho que, si una persona alzada en armas contra un estado legalmente constituido tiene 15 o más años, debe ser considerado como un combatiente.
Adenda: Increíble la respuesta que le dio al Dr Juan Carlos Ramón Rueda, exconcejal de Neiva la Contralora Municipal Elin Marcela Narváez Firigua, ante las denuncias que formulo el ex cabildante, con documentos en la mano, sobre el déficit presupuestal que amenaza el equilibrio financiero de la ciudad de $25.000 millones de pesos, quien de forma soberbia le manifestó que: “ella no tenía por qué estar atenta a lo que dijeran los periódicos, y que, por lo tanto no tiene velas en ese entuerto”, como si el manejo irregular del presupuesto no le incumbiera y no fuera parte de sus funciones y competencias. Vamos a tener que pedirle al Contralor General de La República Dr Carlos Felipe Córdoba que aboque personalmente esa investigación pues sus agentes regionales se escabullen y se cobijan, aparentemente, con el mismo tejido municipal de la corrupción.