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No moriré con el inri de ser un delincuente

May 1, 2023

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En exclusiva el Ex Contralor General de la República, David Turbay Turbay dialogó con el Diario del Huila, sobre su búsqueda de comprobar su inocencia tras 25 años de haber sido condenado por el caso del Proceso 8.000.

Por: Luis Alfonso Albarracín Palomino

El Ex Contralor General de la República, David Turbay Turbay, ha solicitado a la Corte Suprema de Justicia, la revisión de su proceso penal que lo condenó por el supuesto delito, cuya única probanza que soporto el origen de los dineros de la cuenta de Exportcafe Ltda., basados en el narcotráfico, y su destino y el señalamiento de su nombre como el de un Congresista que recibió en Cali cheque de esa cuenta.

El excontralor David Turbay en la década de los noventa.

¿Doctor Turbay, en que consiste la solicitud que ha realizado a la Corte Suprema de Justicia para que sea revisado su caso?

Es importante hacer un resumen de mi situación judicial, con el fin de ilustrar a la opinión pública sobre esta injusta condena que me impuso la honorable Corte Suprema de Justicia. El Fiscal General de la Nación de esa época, el que abrió la instrucción de mi proceso penal, ya había expresado su opinión sobre el llamado 8000. Escribió un aplaudido prólogo para el libro La Conspiracion, publicado por el estudioso hijo del expresidente López Michelsen, Juan Manuel López Caballero. Allí dijo que la interpretación dada por los jueces se llevaba de cuajo la dogmática penal. Y dijo que aplicarlo tratándose de una eventual financiación de una campaña electoral era un error craso. Sí, manifestó que era un tipo penal impreciso, creado para conjurar un Estado de Sitio y no con la finalidad en esa hora perseguida. Procuro poco ocuparme de los escritos de mis enemigos. Invierto mi tiempo estudiando a Churchill, a Marx, a Ferrajoli, y tantos escritores de verdad importantes. Pero un amigo, grande del derecho penal, me envió el texto de ese prólogo. Y lo reproduje en mis argumentaciones sin respuesta. Quiero recordarle a la opinión Pública que el Fiscal General de la Nación Alfonso Valdivieso Sarmiento, había proferido frente a los testimonios de Pallomari, o de quien dijo serlo, una Resolución Inhibitoria, de fecha dos de diciembre de 1996.

¿Pero que sucedió, con dichos antecedentes?

No hubo preclusión del instructivo, porque no fui llamado a rendir indagatoria. Pero si hubiera otros hechos, ella podía ser revocada. Convido a la Jurisdicción a que en procura de la Justicia me muestre la Resolución que la revocó expresamente. ¿Dónde está? Jamás la conocí y advertí sobre ello. Dolorosamente hoy, estoy condenado y estoy Absuelto. En ambos se trató sobre el lote La Arabia y los testimonios de Pallomari, o quien dijo serlo. Aclaro esto último, porque desde el 8 de julio de 1994, antes de la apertura de mi investigación, mediante documento que no ha sido señalado como falso, o como mentiroso, el verdadero Pallomari estaba fallecido. Hay impedimentos y hay procedimientos que generan nulidades.

Desde hace 25 años vienen luchando para comprobar su inocencia.

¿Cuál fue el origen del cheque que lo incrimina?

Es importante describir lo siguiente: Las firmas que aparecen en este cheque, los testimonios de Charlotte y el Petersburg que es el que de mí se ocupa, fueron acompañadas en mi proceso por dos experticias forenses, en las cuales, en principio, se concluye que correspondían las firmas sometidas a estudio forense, a dos desarrollos manuscritos diferentes. Y nada dijeron frente a las firmas escaneadas. Esto ameritaba una ignorada acción judicial inmediata. Espero que no tenga que profundizar en esta investigación. Algo raro se tramó para condenarme. Cuando se le puso a la vista el cheque girado en Cali el 1 de mayo de 1994 contra la cuenta corriente de Exportcafé Ltda., que no fue girado a nombre de David Turbay sino a nombre de Juan Pérez, quien lo endosó con su cédula de ciudadanía, por la suma de $50.000.000, reconoció que pudo haber sido girado por Miguel Rodríguez Orejuela, pero no sabe quién fue su beneficiario. Es decir, fácilmente se colige que las manifestaciones de quien dice ser Guillermo Pallomari, no comprometen de ninguna manera la responsabilidad de David Turbay Turbay sobre el hecho punible fruto del proceso, porque en ninguno de sus apartes me sitúan recibiendo de una u otra manera, en época y sitio determinado suma concreta de dinero alguna, de origen ilícito. Y nada de ello se comprobó válidamente. Todo induce a pensar que se montó una película con errores, por fortuna, con libreto improvisado me atrevo a pensar que permite desvelar, el malévolo objetivo perseguido faltando a la verdad.

¿Qué espera usted, que la Corte Suprema de Justicia decida su sentencia en la presente semana?

No a la Justicia Regional, no a la orquestación fantasiosa para destruir a un hombre decente. La Corte Suprema, Sala de Casación Laboral, tiene la oportunidad de destacarlo. Que Dios les de las fuerzas. Se cumplen hoy dos meses de haber presentado la impugnación a la sentencia de tutela, que equivocadamente acogió tesis que no aplican para el caso de mi acción de tutela. He sido reiterativo que todas estas demostraciones, resultan ser, insistimos, afectaciones sustanciales a mis derechos fundamentales y a mis garantías procesales. Pero debe partirse siempre, de mi afirmación, que nunca ha sido derrotada, de que no recibí, ni endosé ni cobré cheque alguno. Por consiguiente, no puede haber delito de enriquecimiento alguno de particulares.

¿Por qué la justicia le dio solamente validez a lo que dijo Palomari y desestimó las demás pruebas?

Pero las autoridades judiciales le dieron validez total a todo lo que dijo Pallomari o quien dijo serlo. Y la experticia ni se decretó ni se practicó. He demostrado, y operan en el plenario, que hubo, por ejemplo, millonarias consignaciones realizadas en esa cuenta por Puestos de la Bolsa de Bogotá. Y el mutismo judicial fue rotundo, cómplice y perverso. Nada está demostrado en consecuencia. Hay presunciones, que ni siquiera admiten pruebas en contrario, inadmisibles dentro de una precisa y clara aplicación de la ley. De allí debía partir la investigación con sometimiento a la ley. Pero partió de problemas de petición de principio consistentes en presumir lo que debía probarse, y no se probó jamás. Recuerdo que no se me permitió contrainterrogar al presunto Pallomari, el que autoridades del Estado Colombiano aseguran que es el usurpador de la identidad de un muerto. Esas afirmaciones fueron puestas en conocimiento de la Fiscalía hace 29 años, el 8 de julio de 1974, cuando ni siquiera se había abierto mi instrucción, y el mutismo cómplice al parecer también operó frente a tan grave tema. Todo esto huele a ardid, a patrocinio de tramoya mezquina, a colonia que no debió operar jamás. Lo cierto, para todos los efectos, es que decretada la prueba que quería demostrar la falsedad de sus testimonios, esta no se realizó, por consideraciones ajenas al imputado o sindicado. Y consecuencialmente sin mérito probatorio para asegurar un delito.

¿Al fin que sucedió con estos dineros presuntamente provenientes del cartel de Cali?

Lo cierto también resulta ser que cuando le preguntaron al presunto Pallomari a quien le había sido girado el cheque que se investigó, el 3214525 de Exportcafé Ltda., dijo no saberlo. Luego no hay siquiera una imputación con sustento probatorio. Lo que hay son afirmaciones mentirosas sobre las cuales inclusive hay resoluciones de preclusión en firme, decretadas por la propia fiscalía. Lo cierto es que ese cheque fue girado a nombre del señor Juan Pérez M, y que este lo endosó con su firma y cédula. Presumieron las autoridades judiciales que eran un nombre y firma falsos, sin comprobarlo, como le resultaba perentorio hacerlo. Y no lo hizo. El endoso no transfiere causa, debo insistir en el respeto a la legislación comercial y bancaria. Y dijo que los dineros me los dieron para financiar mi campaña al Congreso en 1994. Está comprobado en el plenario que yo no fui candidato ni al Senado de la República ni a la Cámara de Representantes para ese período. Y está demostrado que las elecciones fueron el 11 de marzo de 1994 y el cheque es de 1 de mayo de 1994, dos meses después de estas. Y yo no he sido jamás el hombre de contextura atlética que aseguró que era yo el que había estado en Cali en el edificio Vizcaya recibiendo dineros de ese Cartel. De eso se ocupó la investigación que terminó con Resolución Inhibitoria firmada por el Fiscal General de la época, Alfonso Valdivieso Sarmiento, acogiendo las alegaciones de Jaime Bernal, mi abogado, la que jamás ha sido revocado por otra de su idéntica jerarquía positiva.

¿Qué espera Doctor Turbay, sobre la decisión que está a punto de proferir la Corte Suprema de Justicia?

Toda la condena es la sumatoria de mentiras, que no pueden seguir afectando la vida atormentada de un adulto mayor, que no quiere morir, por no ser un bandido, con el inri de delincuente. Que el tiempo tomado sirva para responder estos interrogantes escritos con mucha fe en los Jueces de hoy.  

Sigue la batalla. Yo creo en mi victoria. Mis fundamentos no son demagogia. Son jurídicas razones de valores superiores. Mis pruebas son del Estado. Irrespetarlas es fusilar la Constitución, envenenar la dogmática penal. Quedan pocas horas para saberlo. Que Dios me proteja y el pueblo me siga respaldando, es mi clamor por la verdadera Justicia para mi proceso. Ojalá sea feliz su final luchado. ¡Lo último que se debe perder no es la esperanza, es la dignidad!

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