Diario del Huila

No para la extorsión contra los comerciantes en el Huila

Mar 26, 2024

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Por: Juanita Tovar.

En Neiva y los corregimientos cercanos, el azote de los extorsionistas a los comerciantes tiene totalmente desbordada la inseguridad. En el corregimiento de Fortalecillas supuestamente, las disidencias piden un aporte por el bien inmueble de alguna persona, y  a los 8 días hacen otra extorsión por el otro bien y así sucesivamente, de hecho los huilenses cuentan que
las veredas de ese municipio están carnetizadas para sus habitantes, pero no aparece el nombre del frente guerrillero, pero que al parecer, por orden de ellos hacen el censo de la población para tener el control total.

La escalada terrorista por la que atraviesa Neiva nos hace recordar las peores épocas del conflicto armado, en la que la capital del departamento y sus alrededores rurales, fueron el epicentro de las más crudas facetas de la violencia que consuetudinariamente azotan a nuestro país.
De hecho en lo que va corrido del año y antes de acabar el primer semestre se han presentado más de seis ataques con explosivos, el más reciente el 21 de marzo en un concesionario de motocicletas que fue atacado con una granada y que afortunadamente no dejo un saldo trágico, sin embargo, con tristeza vemos como esa zozobra y ese constante terror que alguna vez habíamos superado vuelve a adueñarse de la tranquilidad de nuestras calles y de nuestros campos. Otro aberrante hecho fue el que vivió la periodista Silvia Artunduaga en Febrero, al frente de un reconocido centro comercial en la capital del Huila, ella sufrió una fractura de clavícula, todo por el ataque de un criminal al robarle la cartera.

La situación es de extrema gravedad pues los hechos vislumbran que lo que está aconteciendo no obedece a episodios aislados de la delincuencia común o problemas de percepción en materia de seguridad, sino que se trata de un sofisticado esquema de grupos estructurados y disidencias del proceso de paz, que en las diversas regiones periféricas del país empiezan a consolidarse como una dramática realidad y sobre todo, como una constante evidencia de los profundos fallos y yerros que hubo en la implementación del acuerdo de la Habana, el cual durante la latencia del gobierno anterior se consolidó como un caldo de cultivo para la mutación de los actores armados del conflicto en nuevas y más sanguinarias organizaciones que solo tienen un fin; adueñarse completamente del negocio del narcotráfico y de las demás oscuras y violentas modalidades delictuales para su financiamiento que incluyen minería ilegal, trata de personas, extorsión, secuestro, ajustes de cuentas, y entre otros, porque la lista es larga…

Neiva ha sido golpeada por una violencia que reiteramos, de alguna manera durante mucho tiempo había sido marginada de la cotidianidad opita, nuevamente estamos hablando de secuestros, por ejemplo el que sucedió en uno de los edificios más exclusivos y a la vez emblemáticos de la ciudad hace 20 años,  eso fue un secuestro masivo y para poner en contexto a los lectores, es como si en el exclusivo sector de los Rosales en Bogotá o el Poblado en Medellín, la guerrilla hubiera entrado a sacar a los Senadores y Representantes más importantes de cada una de estas ciudades, sin duda, habíamos olvidado la sensación de desasosiego, de salir de la ciudad y de oír nuevamente la palabra secuestro, durante un tiempo habíamos enterrado lo que significa la crudeza de estar inmersos dentro del caos de la violencia y el terrorismo.

Los gremios de la ciudad le reclaman al gobierno nacional y claman por una ayuda certera y palpable a la hora de mitigar esta escalada criminal, de hecho, están solicitándole al alto comisionado para la paz Otty Patiño para que se reestructure la política de la paz total esgrimida por el gobierno del presidente Petro, pues como reiteramos es en la provincia, en Neiva, donde el caos y la destrucción del conflicto se hace palpable y no en el confort de los clubes sociales o de los restaurantes de Bogotá en donde resulta muy sencillo esbozar y diseñar soluciones a kilómetros de distancia de las explosiones de granadas y de las ráfagas de los rifles de asalto, o del  pánico de los dueños de fincas, quienes no pueden ir por miedo, y además de la eterna vacuna que deben pagar muchos para poder vivir.

Urge que el gobierno nacional haga presencia en la región, urge que los alcaldes y gobernadores constaten de primera mano la pesadilla que viven a diario nuestros comerciantes, nuestros ganaderos y la gente del común que nuevamente se siente sitiada por rigor  del conflicto armado, pues precisamente es eso, la gente ya sabe y conoce diáfanamente que detrás de toda esta oleada terrorista están esas complejas estructuras criminales, las cuales sin pudor alguno han logrado consolidar su poderío infinito ante la mirada de las autoridades, ¿que es eso? ¿Por qué es tan difícil encontrar una solución? es fundamental que la nueva fiscal que acaba de posesionarse diseñe una estrategia para contrarrestar la difícil problemática y en concurso con el Ministerio de Defensa y el alto comisionado para la paz, y estructuren planes certeros para darle tranquilidad nuevamente a una región que durante años vivió la crudeza del problema armado, pero que padeció como casi ningún otro departamento del país, los errores del gobierno nacional, o qué decir del Huila durante el gobierno de Andrés Pastrana, un departamento que más que ser una entidad territorial era un frente de guerra totalmente aislado del contexto del país.

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