La sociedad colombiana, se encuentra altamente preocupada por el avance de la criminalidad en el país, lo cual está provocando una permanente zozobra en el bienestar de las familias, porque ya no pueden salir tranquilos a las calles o zonas rurales, porque en cualquier momento son sujetos de atracos y hurtos. Diariamente los medios de comunicación difunden estas noticias sobre casos de asesinatos que son más frecuentes. En el caso del Huila, se presentan uno o dos homicidios cada día. En ocasiones ocurren tres. Si supuestamente promediáramos, que suceden dos, podemos inferir, que en el mes hay 60 asesinatos. Si se mantiene esa tendencia, existen más de setecientos veinte asesinatos en el territorio huilense anualmente.
No queremos generar pánico con este ejercicio matemático. Simplemente queremos analizar la verdadera realidad que estamos viviendo en nuestro terruño. Esa es la radiografía que se presenta también en todo el país. Es muy triste que no podamos vivir tranquilos, ni gozar de una verdadera paz que anhelamos. La inseguridad es cada vez más creciente. Esa es la percepción que tiene la ciudadanía. Las bandas delincuencias están a la orden del día, así las autoridades nos brinden estadísticas de la lucha inquebrantable que están desarrollando para contrarrestarlos. Somos testigos del accionar de las Fuerzas Militares y de la Fuerza Pública. Desafortunadamente el gobierno nacional, con su accionar, están debilitándolas. Esa laxitud que existe con el crimen desestimula a sus integrantes.
Igualmente, la fracasada política de la Paz Total se ha convertido en una ilusión gubernamental, que, en la mentalidad de la sociedad colombiana, es un fracaso. Es cada vez creciente el avance de las organizaciones delincuenciales en algunos territorios colombianos, donde el Huila, no se sustrae a este flagelo. Los hechos así lo demuestran. El primer mandatario de los colombianos, en su discurso de instalación de las nuevas sesiones del Congreso de la República, fue tildado de mentiroso y abucheado en plena plenaria, cuando afirmó en algunos apartes de su discurso, el tema de la paz y erróneamente que se había disminuido la intensidad del conflicto armado en el país. Tenemos una realidad que no se puede ocultar. En algunas regiones del país, las masacres y asesinatos selectivos de lideres sociales se han incrementado, junto con el desplazamiento forzado, taponamientos diarios en las vías, reclutamiento de menores, secuestros, boleteo, vacunas, inseguridad ciudadana, narcotráfico, corrupción y podemos seguir enunciando que el auge de la delincuencia y las organizaciones narcoterroristas, son el pan de cada día. La misma oposición le hizo serios cuestionamientos a su gestión y les desvirtuaron apartes del contenido de su discurso. A la sociedad no se le puede engañar. Hacen falta, más estrategias tangibles en materia de seguridad y lucha contra el narcotráfico. Se deben traducir en políticas públicas y acciones concretas que sean medibles.
