Son tenebrosas las imágenes que se generan en la noche, cuando se observan los dantescos incendios de cobertura vegetal que se están presentando en algunos municipios del departamento. El accionar de la naturaleza está provocando el más grande desastre de carácter antrópico, que está impactando negativamente los ecosistemas estratégicos del departamento. Las altas temperaturas que actualmente están superando los 41 grados Celsius, están alimentando la sequía intensa y con ello las zonas boscosas que están secas y con ello, se convierten en material comburente para propiciarlos. Algunos expertos expresan que los daños superan las 10.000 hectáreas de bosque nativo, que son los mayores protectores de los recursos acuíferos que alimentan los acueductos veredales y municipales. Además de los cultivos, que han sido arrasados y por el momento no se tiene valorados ni cuantificados la destrucción de la producción agropecuaria.
Hay que reconocer el apoyo innegable de los organismos de socorro, que día y noche están apoyando las labores de apagado y controles del fuego irracional que se ha ensañado contra los municipios de Palermo, Teruel, Aipe, Neiva y otras localidades del departamento, donde se han generado nuevas confragaciones forestales. Igualmente, el apoyo del Cuerpo de Bomberos de Bogotá y de los integrantes de la Fuerza Pública y del Ejército Colombiano, también están colaborando con la extinción del fuego. Ni los dos helicópteros bimbo que fueron gestionados por el gobierno departamental han logrado diezmar el fuego que amenaza con llegar a las zonas urbanas veredales. Hasta el municipio de Timaná tuvo un incendio estructural en pleno casco urbano, pero que, gracias a la reacción oportuna de los bomberos de los municipios del sur, lograron controlarlo.
Desde esta tribuna de opinión, le damos gracias a las personas que se han acercado a estas oficinas, a las entidades públicas y privadas y demás actores de la opinión pública, que se han solidarizado con todos los equipos de rescate y de las familias damnificadas, para aportar agua potable, alimentos y demás enseres, los cuales han sido llevados al Puesto de Mando Unificado creado para atender estos desastres que amenaza la supervivencia de los seres humanos que habitan en la zona del desastre. No hay que bajar la guardia. Consideramos que la población de estos municipios, deben hacer presencia en el sitio con elementos adecuados para contrarrestar los incendios forestales. No podemos ser simplemente observadores, ni lectores de la cantidad de mensajes e imágenes que se divulgan en las redes sociales y en los medios de comunicación. Hay necesidad de apropiarnos del problema que es de marca mayor. El Huila, en su historia, nunca habían ocurrido en su territorio, esta clase de incendios forestales, que están desbordando la capacidad de respuesta de los organismos de socorro, que están ofrendando su salud y en muchas ocasiones su vida para apoyar estas labores de apagado.