Noviembre se va y nos deja una ley que nos hace la forzosa invitación a reflexionar sobre la importancia de reconocer y proteger la riqueza cultural y sus expresiones. La ley a la que hago referencia es la 2158 de 2021, la cual “reconoce, impulsa y protege el viche/biche y sus derivados como bebidas ancestrales, artesanales, tradicionales y patrimonio colectivo de las comunidades negras afrocolombianas de la costa del pacífico colombiano”.
En lo personal, no tenía conocimiento sobre la existencia del viche y fue precisamente gracias a esta ley que pude darme cuenta que esta es una bebida que, además de tener un profundo significado cultural, cuenta con propiedades medicinales, afrodisiaca y recreativas, haciendo que tenga un gran potencial comercial. En este sentido, resulta llamativa la forma en la que ley reivindica y protege esta expresión cultural y, además, establece medidas para la creación de un registro sanitario especial, con el fin de facilitar su producción y comercialización.
Aunado a lo anterior, la ley establece un batería de medidas para proteger material e inmaterialmente todo lo relacionado con el viche, llegando a la creación de un Comité Interinstitucional encargado de promover acciones para la “protección, salvaguardia y promoción del Viche/Biche y sus derivados como bebidas ancestrales y tradicionales de la costa del Pacífico Colombiano”.
Expuesto lo anterior, debemos preguntarnos: ¿Por qué los huilenses no hemos impulsado iniciativas legislativas para el reconocimiento, producción y fomento del consumo de nuestras expresiones gastronómicas? Dicho lo anterior, me gustaría invitar a nuestros congresistas huilenses para que trabajemos y le apostemos a proyectos de ley que fomenten lo nuestro.
Por ejemplo, podríamos apostarle a la creación de una ley que fomente, proteja y cree mecanismos para que el bizcocho de achira sea un producto comercializado y reconocido a nivel nacional e internacional. Sin mencionar el correlativo posicionamiento cultural que tendría nuestra región. Esto por citar uno de los muchos ejemplos en los que podríamos apostarle a nivel legislativo.
De igual manera, considero que este tipo de iniciativas pueden contribuir a identificar y rescatar prácticas y expresiones culturales que se están dejando morir en el olvido y que perderíamos para siempre. En síntesis, tenemos que meterla la ficha a posicionar y proteger legislativamente la cultura huilense, ¡no podemos quedarnos atrás!
