Fabien Roussel, candidato del Partido Comunista a la presidencia de Francia, se ha visto envuelto en un escándalo con sus copartidarios, todo por cuenta de apartarse “de la izquierda al reivindicar la gastronomía nacional, abogar por las nucleares, promover una laicidad estricta y defender a la policía” (Fuente: artículo de Marc Bassets, para la AFP, publicado por El País, de España). Hoy lo califica un sector de la prensa de su país como “figura atípica en su campo ideológico”.
La polémica surgió por declarar: “Un buen vino, una buena carne, un buen queso: para mí esto es la gastronomía francesa. Pero, para acceder a esta buena gastronomía francesa hay que disponer de los medios necesarios, así que el mejor medio de defenderla es permitir a los franceses que accedan a ella”. Y todo, porque ese espectro de ideología, abandera que no se coma carne…en Francia, la cuna del buen comer, la tierra de los mayores expositores de las libertades y el liberalismo.
La derecha europea ha asumido la defensa de la construcción de más reactores nucleares, ante el aumento del consumo, ante la necesidad de sustituir la generación térmica con gas (fósil) que escasea y por ser más costoso en el mercado. En vez de admitir que es más “conveniente”, llegan a asegurar que es más limpia.
Hasta el estilo de vida se ha ideologizado. Entre tanto, los votantes cambian sus apoyos políticos (allá la politiquería es escasísima a diferencia de lo que ocurre en Colombia) dependiendo de cómo ven que se solucionan los problemas que los aquejan. En otras palabras, los votantes libres (aquellos que no se dejan comprar) evaluamos a los candidatos cuando vemos que dicen, no tanto qué hay que hacer, sino cómo hacerlo.
Admitimos que el lenguaje es un instrumento, pero hasta eso lo ideologizamos. Así que llegamos al absurdo de cambiar el idioma so pena de que nos califiquen de una u otra posición, sin importar cómo nos comportemos. Por ejemplo, ¿de qué sirve ser más “incluyentes” hablando de “a las y los”, si maltratamos en casa a las parejas? O, ¿los candidatos tienen a cuestas varios matrimonios y relaciones afectivas?
En la ideologización del comportamiento, la vida cotidiana, y otros, se nos está extraviando la cordura, la inteligencia y el sentido común. En materia ambiental quienes creemos que en áreas estratégicas de conservación, como páramos, parques nacionales y regionales, y santuarios de flora y fauna, no debe permitirse actividad antrópica, salvo para la investigación científica, para resolver necesidades de servicios públicos (acueductos, por ejemplo) y ecoturismo, nos acusan de derecha y otros de izquierda. Nada. Ahí sólo nos animan los argumentos científicos y crecientes. Es una manera de resolver un problema ambiental, irremediable y razonable. Ni de izquierda ni de derecha.