Por: GERARDO ALDANA GARCÍA
Que vivan los nobeles cuando desde sus frases sabias estimulan el crecimiento personal que debe ser traducido inexorablemente a la sociedad y al territorio. Y al tenor de los postulados de tan perínclitos personajes se pueden erigir valiosas reflexiones que aterrizan en las vivencias humanas para hacer de cada hombre o mujer, alguien con una mayor vocación de éxito en su vida. Por ejemplo, si nos remitimos al nobel GABRIEL GARCÍA MARQUEZ, podremos obtener una enorme lección de equidad, tolerancia e inclusión social, cuando leemos su frase: “Un hombre solo tiene derecho de mirar a otro hacia abajo cuando tiene que ayudarlo a levantarse”. Y en otra de sus facetas de orden filosófico, nos dice que: “La sabiduría nos llega cuando ya no nos sirve de nada”; buscando reconocer que es la apropia experiencia de vida la que termina estimulando un nivel de conciencia en el individuo. Del mismo escritor se recuerda: “El secreto de una buena vejez no es otra cosa que un pacto honrado con la soledad; colosal reflexión que lleva a la revaloración de la intimidad humana, del reencuentro consigo mismo para auto descubrirse. Y cerrando el acápite del nobel colombiano, que tal: “Lo único que me duele de morir, es que no sea de amor”; categórico verso que le viene bien a la humanidad cuando aún no encuentra el camino a la reconciliación, y sin embargo está allí todo el tiempo, el amor, como medicina universal de paz y felicidad. En este mismo sentido vale la pena traer a ALBERT CAMUS cuando expresa que: “He comprendido que hay dos verdades, una de las cuales jamás debe ser dicha”; dejando una puerta discreta pero posible al derecho de guardar lo inconfesable, lo innombrable; eso sí, siempre para coadyuvar al equilibrio entre las criaturas.
Y qué tal si nos damos la oportunidad de bucear en la intimidad de la recamara nupcial de dos amantes, misma que puede extenderse al mismo hogar, a la vida diaria en pareja, cuando leemos a la nobel ALICE MUNRO, desde su predicado: «Cuando un hombre sale de una habitación deja todo detrás, cuando una mujer lo hace lleva todo lo ocurrido en esa habitación con ella»; vaya que hay sabiduría para definir aspectos de la naturaleza humana desde los que es fácil advertir el nivel de los significados de cada experiencia de género. Tal vez nos permite Munro acercarnos al planteamiento de Jhon Gray en su libro: Los Hombres son de Marte, las Mujeres sin de Venus”. De la misma Munro podemos incursionar en la asociación de espacio significante – memoria, al leer su frase: «En la vida tienes unos cuantos sitios, o quizá uno solo, donde ocurrió algo; y después están todos los demás sitios», lo que puede llevarnos a reconocer el origen, la casa, ese lugar del cual el hombre es hijo, bien porque allí nació o porque allí se hizo.
Más por cuanto la vida está llena de Yerbabuena y Ajenjo, de bajadas y subidas, por lo que es dable a la persona triunfar y fracasar o viceversa, hace bien recordar al nobel de paz NELSON MANDELA, cuando, con la mayor autoridad vivida desde el dolor y la victoria, dijo: “La mayor gloria no es no caer nunca, sino levantarse siempre” Tropezar, caerse, levantarse. Y volver a tropezar para volver a ponerse de pie es parte de la vida.
Y la vida de cada ser humano, por aciaga o fausta que sea, tiene la característica de ofrecer a la persona la posibilidad de un sueño; en este sentido, al recordar a MARTIN LUTER KING, y vivir su inquebrantable fe por la equidad y la igualdad entre los seres humanos, desde su famoso y emblemático predicado de libertad: “Tengo un sueño, un solo sueño, seguir soñando. Soñar con la libertad, soñar con la justicia, soñar con la igualdad y ojalá ya no tuviera necesidad de soñarlas”. En todo caso, vivir cada día significa tener un rumbo que pueda ser guiado por el propio comportamiento en cada momento del día, lo que MAHATMA GANDHI nos deja sentir desde sus frases: “No hay camino para la paz, la paz es el camino». «Vive como si fueras a morir mañana”. «Cuida tus pensamientos, porque se convertirán en tus palabras. «Uno debe ser tan humilde como el polvo para poder descubrir la verdad» o «Sé el cambio que quieres ver en el mundo».
Hace bien leer y procurar aplicar en la vida personal los concejos de nobeles y sabios, aquellos que ofrendaron su vida por la especie humana, desprendiéndose de anhelos egoístas; esos hombres y mujeres que soñaron; sin importar, como dice FACUNDO CABRAL, “Acaso seamos un sueño que tu sueñas, señor”.
