Por: José Eliseo Baicué Peña
El pasado 9 de febrero se celebró el Día del Periodista en Colombia, una fecha que, generalmente, se utiliza para felicitar, destacar y agasajar a quienes se desempeñan en esta noble profesión.
Por supuesto, que todo eso es válido y muy merecedor. Aunque, también es necesario aprovechar el momento para reflexionar sobre el oficio y su calidad, las garantías del desempeño, el respaldo estatal, la libre expresión, honorarios y hasta los procesos de cualificación y capacitación constante.
Claro, que es prudente, también, hacer un análisis retrospectivo y revisar, por ejemplo, los nuevos modos de hacer periodismo que surgieron durante la pandemia, en donde se incluyen temas controversiales como el uso de la tecnología, el impulso de las redes sociales, las nuevas audiencias y las famosas Fake News.
Se abre un panorama interesante para las facultades de periodismo, el gobierno, las empresas, los medios de comunicación y los periodistas mismos.
No hay que olvidar que las redes sociales impusieron un “novedoso” método de periodismo que permite llegar de manera directa y rápida a unos públicos, en muchos casos generando espacios de desinformación que se traducen en las ya reconocidas noticias falsas o Fake News.
Ahora bien, el impacto de esta desinformación en términos de daños, también es motivo de estudio, pues, a la fecha, son muchas las personas que han resultado afectadas por este tipo de “periodismo”.
Entonces, surge aquí una gran pregunta: ¿En quién confiar? Es decir, surge una constante preocupación por encontrar una fuente de información creíble y confiable que garantice que la información recibida sea real.
En medio de esta inquietud está tomando fuerza el periodismo independiente, soportado en medios digitales de gran reconocimiento, que busca crear y cultivar nuevas audiencias, basado en información cierta y ágil.
Cada vez llegarán nuevos retos a esta bella profesión, los cuales tendrá que afrontar con aplomo y mucho conocimiento.