Por: Carlos Tobar
Por enésima vez salta la noticia de la venta de la empresa que distribuye y comercializa la energía eléctrica a los habitantes del departamento del Huila.
Son 75 años de historia, según reza su propaganda institucional. O sea, que casi cuatro generaciones de opitas hemos contribuido año a año aportando con el pago de las tarifas para que la empresa sea lo que es hoy.
Lo digo, porque muchas veces desde organismos oficiales se desconoce el esfuerzo silencioso de sus “clientes” o usuarios. Que, entre otras cosas, es su verdadero patrimonio. Una empresa sin clientes, no es empresa.
Por su naturaleza, el servicio que presta, la empresa es un monopolio. No tiene competencia. Por esa razón, el estado regula, es decir, reglamenta las condiciones en que el servicio se presta. Establece las normas técnicas y, también las condiciones económicas. Con el objeto de que se garantice la calidad del servicio y “no se abuse” del usuario final: empresas o casas de familia.
Desafortunadamente, no ha sido así. Desde que a comienzos de la década de los noventa del siglo pasado, se cambió la legislación para la prestación del servicio de energía con la expedición de las leyes 142 y 143 de 1994, la política predominante en el sector ha estado orientada a privatizar toda la cadena de la energía: generación, transmisión, distribución y comercialización.
Cómo se abrió la puerta para que la inversión privada, nacional y extranjera, entrara en el sector, esa legislación ha privilegiado garantizar la rentabilidad económica del “negocio” que, no la rentabilidad social. El paradigma es que gane el inversionista, así sea con el sufrimiento mensual de millones de usuarios.
A lo largo de casi treinta años, la política tarifaria se ha establecido para garantizar un precio de monopolio, altamente remunerativo para el capital privado. Si hay un sector económico en el que se puede invertir con los ojos cerrados, es el sector de la energía eléctrica: la ganancia está garantizada.
Los abusos tarifarios son pan de cada día. No hay región, ni ciudad, ni sector económico…, que no reclame, de manera periódica, por las altas tarifas.
Electrohuila S.A. ESP, está al final de la cadena. Su labor es distribuir y comercializar, no es la parte del león del negocio, pero…algo queda.
En esta región de carencias empresariales, es una de las pocas de mostrar y, tal vez por orgullo algunos huilenses quisieran que la empresa fuera una empresa regional. Por eso, cuando el actual presidente vino en campaña electoral, una de las peticiones que le hicieron sus seguidores era que no se vendiera. La sorpresa ha sido que el Ministro de Hacienda, anunció que, para cuadrar caja, sale a la venta.