Por: Luis Humberto Tovar Trujillo
Por estos días, y por los chistes conocidos desde las altas esferas del Estado, por estar, de alguna manera precedidos por el sabor presidencial, sobre las aspiraciones presidenciales y ahora con el refrito de la nueva séptima papeleta, o será una nueva pataleta del gobierno Duque.
Sobre el primer tema, es bueno dejar en claro que, en una democracia como la nuestra, menos respetables que otras, por sus grandes imperfecciones, susceptibles de ser corregidas, pero desafortunadamente, quienes representan nuestras instituciones, en cada acto retan la voluntad popular, retan el origen, su cuna, que es precisamente el pueblo.
Seamos aún más claros y evidentes; en el desprestigio del gobierno, que no cesa, máxime con la elección del nuevo director de la CAF (Corporación Andina de Fomento) al Dr. Sergio Diaz Granados, santista por convicción y devoción, candidato de Duque, porque en el CD no existen candidatos con perfiles para esa posición, pero si existen candidatos suyos sin requisitos para ser presidenciables, haciendo la advertencia que en Colombia se exigen más requisitos para ser conductor de volqueta que para ser presidente; al fin que, estamos o no estamos.
Por otro lado, ahora le dio a Duque, por valerse de la historia poco higiénica de Gaviria, y convocar sutilmente a una constituyente rememorando los episodios de la séptima papeleta o pataleta Duquista, cuyos orígenes son bastantes detestables por lo corruptos, donde volvió a ser participe la corte suprema de justicia, que originó la creación de otro espanto como la corte constitucional, copiando al tribunal supremo español.
En esa época la peor elección en número de votos de la historia de Colombia, con decisiones favorables al narcotráfico como negar la extradición, que generó la vergüenza mundial, e inmediatamente con el inicio del nuevo congreso, habiendo sido revocado el anterior, hicieron las primeras reformas, donde casi que inmediatamente, posterior a la promulgación de la nueva constitución, revocaron mediante un acto legislativo, ese error monumental ante el mundo.
Conclusión, una constitución iluminada por el narcotráfico de Pablo Escobar en plena vigencia. ¿Será acaso la razón para la existencia del narco estado en que vivimos?
Esta recordación, ¿acaso servirá para que, en plena hegemonía del narcotráfico, agravada aún más, por otros agentes que actúan, ni siquiera en la clandestinidad, ante los ojos de toda una sociedad absolutamente contaminada por esta dolencia, con el ingrediente adicional de un supuesto y fraudulento narco acuerdo de paz, que ensució aún más la cara de la nación? O ¿será acaso la legitimación del narcotráfico y sus dineros en la cotidianidad de los colombianos, señor Duque?
