De Estadistas y presidentes. Parte 2
El Gobierno de la “Gran Pausa” de Eduardo Santos Montejo, contrario al de la “revolución en marcha” de López Pumarejo dio apertura a la cohesión social. El Dr Santos Montejo fue elegido presidente de Colombia en el año de 1.938 sin ninguna oposición debido a la declaratoria de abstención del partido conservador y gobernó hasta 1.942. Fue abogado del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario y de la Universidad Nacional de Colombia, político y periodista. Fue miembro del entonces partido Republicano hasta el año de 1.917, año en que desapareció ese partido. Durante su gobierno posiciono al país como neutral en la segunda guerra mundial; fundo el Instituto de Crédito Territorial con el fin de dotar de casas al sector rural y a la clase media del país, estableció el Instituto de Fomento Industrial dándole paso a la industrialización de los municipios y granjas industriales, creo el Ministerio de Trabajo, al igual que la Escuela de Policía General Santander. Dueño del periódico El Tiempo de enorme influencia sobre el espíritu nacional. Su visión de Estadista a través del periodismo y de la política continúo inspirada en el ideario republicano y centenarista, con su eslogan: “la Paz interna, la colaboración patriótica, las libertades políticas, el orden institucional y legal”” Reconocido por su apego a la democracia liberal cuando el totalitarismo se expandía en Europa y las sombras de las tiranías militares se extendían en Latinoamérica. Esa amenaza la estamos viendo nuevamente en Colombia que bien podríamos asociarla con las nefastas intenciones del Marxismo que representa Gustavo Petro. El Dr Eduardo Santos se vio obligado a extender el intervencionismo estatal en la economía dentro del parámetro de la libre empresa. Su gobierno atravesó inmensas dificultades debido a las adversas circunstancias que le toco enfrentar al estallar la segunda guerra mundial. Como Estadista Santos dejo una enorme herencia de civilismo, tolerancia, libertades políticas y concordia nacional. Firmo el primer pacto de cuotas del café
Terminado el encargo de Alberto Lleras Camargo en el año de 1,946 se convocaron elecciones constitucionales para elegir a su sucesor. El Liberalismo se encontraba dividido irreconciliablemente entre los partidarios de Jorge Eliecer Gaitán y Gabriel Turbay Abinader, eran llamados, unos y otros, “Gaitanistas y Turbayistas”. Mientras eso ocurría, el Partido conservador postuló al ingeniero y político Dr Luis Mariano Ospina Pérez quien resultó ganador en el año de 1.946 y asumió la presidencia el 7 de agosto del mismo año, hasta el 7 de agosto de 1.950. Bajo el lema de gobierno de Unión Nacional inicio su mandato. El Dr Ospina manifestó su deseo de continuar una política de entendimiento nacional, alejada del sectarismo partidista y fundada en postulados republicanos. En el campo económico defendió el intervencionismo de Estado. Considero la problemática agraria como de máxima prioridad para la economía nacional, con la tesis de que la riqueza de los pueblos del mundo ha marchado a la par con la riqueza de sus suelos. Atendió con entusiasmo los problemas de la educación, especialmente la enseñanza primaria y la conservación del prestigio de nuestras fuerzas armadas. Presto atención a la industria nacional en una época de gran expansión internacional. Todo eso surgió al finalizar la segunda guerra mundial iniciando un ciclo de progreso económico con la entrada de capitales extranjeros lo que conllevo a un aceleramiento del ritmo de crecimiento económico en el país. Durante el gobierno del Dr Ospina subió el nivel de consumo por habitante al 62%. El producto interno bruto aumento a una tasa del 3,9% anual, construyo un sin número de obras públicas, creo a Telecom, el Instituto de los Seguros Sociales y la Caja Agraria; fortaleció la industria de acero de Paz del Rio, estimulo la producción de petróleo y construyó el oleoducto entre Barrancabermeja y Puerto Berrio, le dio vida jurídica a Ecopetrol. Acuño una célebre frase cuando lo visitaron dirigentes del partido liberal a exigirle su renuncia con motivo de los sangrientos hechos provocados por el asesinato a manos del comunismo del Dr Jorge Eliecer Gaitán, a lo que respondió con entereza, “Para la democracia colombiana más vale un presidente muerto que un presidente fugitivo “. Un hombre de Estado”.