Por: Luis Alfonso Albarracín Palomino
Con mucha tristeza la sociedad colombiana ha vuelto a revivir los episodios de violencia demencial que, en otrora, soportó el país, cuando el objetivo era masacrar a los policías y a los integrantes del ejército colombiano, en el cumplimiento de las actividades propias de sus tareas que es la de preservar la paz y la tranquilidad de las familias colombianas. Cuando ocurre un hecho delictivo, inmediatamente las personas afectadas, grita a todo pulmón que llamen a la policía. Inclusive las comunidades exigen a las autoridades locales, para que haya más presencia de los uniformados para prevenir hechos que atenten contra la vida personal y del patrimonio privado. A nuestros policías los tenemos en nuestra mente, para que nos protejan en medio de un ambiente hostil y de inseguridad creciente que está viviendo Colombia. Por tal motivo, hay que protegerlos.
Hoy en día, los gobiernos locales le exigen al gobierno nacional, para que les envíen mayores refuerzos para brindar seguridad a los residentes de estas localidades y regiones. Es un clamor general de alcaldes y gobernadores, que desafortunadamente el Estado se hace el de la vista gorda para no atender dicha petición de estos mandatarios. Cada vez observamos un panorama dantesco de la forma como se están cometiendo asesinatos de civiles, miembros de la fuerza pública y de las Fuerzas Militares. Lo hacen con sevicia, sin tener respeto por la vida, y cada vez con odios, ideologías hirsutas y caducas, que tienen atemorizadas a las familias colombianas. Se ha presentado un crecimiento exponencial de la inseguridad en el país, así nos muestren estadísticas oficiales, lo que, si es cierto, es que no podemos salir tranquilos a recorrer las calles de las ciudades y circular por las vías, con el temor de ser asaltados por estos irracionales delincuentes, que no les interesa la vida de las demás personas.
Hemos llegado a un extremo desagradable, porque las comunidades ya empiezan a tomar por cuenta propia la aplicación de la justicia. Esto no es recomendable desde ningún punto de vista. Pero ya está sucediendo en algunas ciudades del país. Igualmente es detestable como las organizaciones narcoterroristas la han emprendido contra los integrantes de la Fuerza Pública. En solo 24 horas en el departamento del Cauca, las disidencias de las Farc masacraron a cuatro miembros de esta institución y un soldado. Atentados con cilindros y carros bomba a las estaciones de policía ocurridos en el vecino departamento del Cauca, es reflejo de lo expresado en estas líneas.
Lo sucedido recientemente en la ciudad de Neiva, donde las disidencias de esta organización subversiva asesinaron cobardemente a una integrante de la policía nacional prendieron las alertas con el tenebroso plan pistola, cuyo anuncio de este grupo narcoterrorista de las disidencias de las Farc, fue difundido ampliamente por los diferentes medios de comunicación. La patrullera de 28 años, Paula Cristina Ortega Córdoba fue asesinada el miércoles anterior por dos sicarios, recibiendo cinco disparos en su cuerpo con arma de fuego, al ser atacada de manera repentina.
Lo sucedido recientemente en la ciudad de Neiva, donde las disidencias de esta organización subversiva asesinaron cobardemente a una integrante de la policía nacional prendieron las alertas con el tenebroso plan pistola, cuyo anuncio de este grupo narcoterrorista de las disidencias de las Farc, fue difundido ampliamente por los diferentes medios de comunicación. La patrullera de 28 años, Paula Cristina Ortega Córdoba fue asesinada el miércoles 2 de agosto anterior por dos sicarios, recibiendo cinco disparos en su cuerpo con arma de fuego, al ser atacada de manera repentina. No queremos generar pánico con estos hechos violentos. Toda la ciudadanía debe rodear a la Fuerza Pública y a las Fuerzas Militares de Colombia. Al país no se le puede entregar a los violentos. Esa es la radiografía que se presenta también en todo el país. Es muy triste que no podamos vivir tranquilos, ni gozar de una verdadera paz que anhelamos. La inseguridad es cada vez más creciente. Esa es la percepción que tiene la ciudadanía. Las bandas delincuencias están a la orden del día, así las autoridades nos brinden estadísticas de la lucha inquebrantable que están desarrollando para contrarrestarlos. Somos testigos del accionar de las Fuerzas Militares y de la Fuerza Pública. Desafortunadamente el gobierno nacional, con su accionar, están debilitándolas. Esa laxitud que existe con el crimen desestimula a sus integrantes.