¿Qué se necesita para llegar al cielo? Una escalera grande y otra chiquita. ¡No!, por favor. Nosotros los colombianos padecemos mucho para visitar un país del llamado primer mundo. Lamentablemente estamos estigmatizados como malvados. Dios en su infinito amor no ha establecido sino un solo requisito para “entrar” al cielo, a saber: EL AMOR. Todos sin excepción estamos llamados al cielo. El cielo es comunión de amor. Lo único que planifica al hombre es el amor. Que todo falte, menos el amor. Usted puede vivir en una casa de oro, si no tiene amor, todo es vacuidad. Que todo falte, menos el amor. Sólo tiene valor moral, lo que se da por amor. El único lenguaje universal es el amo. Un vaso de agua dado con amor vale más que todos los diamantes del mundo. ¿De qué le sirve a usted ganar el mundo entero, si al final pierde su alma? La gente vive preocupada por tantas cosas, que a la postre son superfluas e innecesarias. De todo lo que usted tiene, ¿qué se va a llevar para la vida eterna? Sólo lo hecho con amor es lo que usted le presentará a Dios al final de esta etapa de su vida. ¿Qué son ochenta o noventa años comparados con la eternidad? Es como una gota de agua en el océano. Cada uno cosecha lo que siembra. No pretenda saborear el cielo, si vive maltratando a su hermano, vociferando por lo que le toca hacer y llenando de toxicidad el ambiente. El prójimo es aquél con quien usted vive y trabaja. No se lave las manos, compadeciéndose del que sufre porque lo ve en la televisión o en los diarios. Usted está obligado a amar a quien vive junto a usted y trabaja con usted. Si usted hiere al cliente que le pide un servicio, un día Dios le pedirá cuentas de esa herida. Obras son amores y no buenas razones. Acabemos con las disculpas de siempre y procedamos a regar el amor en donde quiera que nos encontremos. El libro Santo nos muestra que Dios es celoso cuando se trata del ser humano. El bien o el mal que le hagamos al otro, se lo hacemos a Dios. Cada uno tiene que responder por sus actos. Dios nos llama a todos al cielo, pero lamentablemente algunos no aceptan ese llamado. El cielo es obra de Dios, el infierno es consecuencia del hombre malvado. No le eche la culpa a Dios de los males que usted hace.
Dios no excluye a nadie, es el hombre que, al abusar del don de la libertad, excluye a su Creador. Dios es una oferta permanente de amor. El hombre ha sido creado libre. La libertad es el don más precioso que Dios le dio. La libertad es la capacidad de elegir el bien. Elegir el mal es esclavitud. Lo que hace libre al hombre es el bien. Usted disfrutará la plenitud de la vida a la hora de la muerte, si usted es constructor del bien. En el ocaso de la vida se nos juzgará del amor. Lo que usted siembra, eso cosecha.
