El avance de la variante Delta ha hecho que alrededor del mundo se vuelvan a encender las alarmas y se hayan tenido que endurecer, nuevamente, las medidas de restricción a la movilidad, así como el uso de tapabocas, en países y regiones donde estos ya no eran requeridos. Pero eso no es todo, pues además de estas medidas, la amenaza de un pico sin precedentes, ha puesto sobre la mesa el debate sobre la obligatoriedad de aplicarse la vacuna y las alternativas que podrían adoptarse al respecto.
Como todo en la vida, hay dos maneras de abordar una situación como la que estamos atravesando. Una muy radical, consistente en imponer la obligatoriedad en los procesos de vacunación, acompañada de duras sanciones pecuniarias o de cárcel para quienes evadan la vacunación, lo cual sería muy propio de países con gobiernos dictatoriales y en los que la Constitución y el ordenamiento jurídico no son muy garantistas. La segunda, la cual comparto por respetar la libre decisión de vacunarse o no, propia de todo Estado de Derecho, consiste en restringir la movilidad en sitios públicos, a las personas que no se hayan vacunado por decisión propia.
La segunda postura podemos verla reflejada en la serie de medidas y decisiones que están comenzando a ser implementadas a lo largo y ancho de Europa y algunos países asiáticos, en donde se empieza a hablar del “Pasaporte Covid”. Este documento indica que la persona ya se encuentra vacunado o ya se ha recuperado del Covid, habilitándola para viajar, entrar a lugares concurridos, hacer uso del transporte público, entre otros. Como lo podrán imaginar, este tipo de medidas logra, por una parte, disminuir al máximo la circulación de las personas no vacunadas y, por otro, persuadir de manera “amigable” a quienes aún no han querido vacunarse.
En el caso colombiano considero que la implementación de un “Pasaporte Covid” sería de gran utilidad a la hora de salvar vidas y de salvar la economía nacional y de las regiones por las siguientes razones: a. La variante Delta ya circula por el país, b. Los últimos picos han sido más pronunciados y letales que los primeros, c. Aún hay muchos colombianos que son escépticos o reacios respecto de la utilidad de la vacuna, y d. La industria y la economía se encuentran saliendo de cuidados intensivos.
