La última encuesta del Panel de Opinión que realiza anualmente Cifras y Conceptos, identifica como el mayor peligro, el de un posible fraude electoral en las próximas elecciones, lo cual constituye, a decir verdad, una sorpresa en medio del mar de preocupaciones que tenemos de todo orden en este convulsionado país, que el mismo director de la encuestadora César Caballero afirma se hizo de manera espontánea y por mención abierta, pero no explica de manera convincente su resultado, que se relaciona con seguridad con esa alarma de Uribe -de ojo con el 2022-, ante la posibilidad inminente de perder el poder por el desastroso gobierno de Duque y la posibilidad cierta de que lo asuma la oposición y concretamente Gustavo Petro.
Y es que, no es una preocupación menor cuando el fraude electoral ha sido una realidad permanente hasta nuestros días en sus diferentes modalidades en nuestro país desde el siglo XlX, como lo dijera hace unos años el historiador y académico David Bushell “…con presencia de papeletas falsas, bajo control en el escrutinio electoral, compra de votos y problemas desde el registro electoral”, que siempre ha estado relacionado, como no, con el clientelismo político corruptor en lo cual es graduada con cuestionados honores la clase política tradicional, por cuenta del sistema político electoral pervertido que tenemos de tiempo ha, asegurando su vigencia en el ejercicio desviado del poder político puesto al servicio exclusivo de sus vitandos intereses.
Porque tenemos registros históricos del fraude electoral desde las Actas de Padilla en la Guajira, pasando por las elecciones que literalmente le robaron a Rojas Pinilla en 1970 que originó la guerrilla del M-19, la elección espuria de Samper con dineros del Cartel de Cali, la participación del paramilitarismo en punible alianza con la clase política en las elecciones del 2002, la financiación de las campañas de Santos y Zuluaga por Odebrecht, y claro, la Ñeñepolitica en la elección de Duque: que confirman la espontánea preocupación de los líderes de opinión encuestados, pero sin que manifestaran la necesidad de una inaplazable reforma a ese perverso sistema político electoral, que de persistir hará que se extienda hasta el día del juicio final la preocupación y la vigencia del fraude, lo cual resulta también sorprendente como un malsano conformismo con esta práctica antidemocrática y falseadora de la realidad electoral, por supuesto generadora de violencia.
Y en estos momentos de polarización e inminencia de pérdida del poder político por parte de una derecha que nos ha malgobernado en medio de la corrupción durante tanto tiempo, agudizando nuestros graves problemas sociales con escalofriantes cifras de violencia, pobreza y desigualdad, el peligro del fraude electoral para impedir que el auténtico contradictor político del régimen que es Petro, es igual de inminente y más cuando el establecimiento tiene récord histórico mundial de haber impedido por medio del asesinato de nuestros más destacados líderes políticos que lo han desafiado, su llegada al poder. Así que ojo con el 2022, pero para prevenir el fraude que advierten los líderes de opinión.