Por: Ruber Bustos
A lo largo de los años, he visto cómo el café ha moldeado la vida en el Huila, no solo como un cultivo, sino como una verdadera identidad para quienes vivimos de este cultivo.
Las ferias de café han sido testigos de esa evolución, y hoy se han convertido en una plataforma esencial para nosotros, los pequeños y medianos productores. Son espacios donde mostramos al mundo lo que hacemos, donde el café de nuestro departamento encuentra reconocimiento y, sobre todo, donde descubrimos nuevas oportunidades.
La Feria Internacional de Café, Cacao y Agroturismo, FICCA 2024, para mí, es mucho más que un simple evento. Es una vitrina que nos permite conectar con compradores, aprender de expertos, y dar a conocer los avances que hemos logrado con el apoyo de instituciones clave como la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia y sus organizaciones; Almacafé, Cenicafé, Café Liofilizado Buendía, Procafecol, Café de Colombia y el Comité de Cafeteros del Huila, quienes son los pilares que fortalecen el gremio y garantizan que estos espacios no se pierdan.
Lo más valioso de estas ferias es que trascienden el negocio. Representan una oportunidad para que, tanto a nivel regional como internacional, se reconozca el esfuerzo de quienes trabajamos la tierra y producimos un café de calidad, pero también son un recordatorio de que nuestro progreso debe mantenerse enfocado en el desarrollo económico y social de un departamento cuya economía depende del café y del agro.
Por eso, estos eventos no pueden dejarse en manos de intereses ajenos al bienestar de nuestra región. Desde el pequeño comprador hasta los grandes inversionistas internacionales, todos tenemos la responsabilidad de seguir apoyando estas ferias. Es en espacios como FICCA 2024 donde se cultiva el futuro del café en el Huila, y donde, con esfuerzo conjunto, podemos seguir creciendo.