A pesar del desgano y la falta de entusiasmo que se observa en la mayoría de la población colombiana con relación a los debates electorales que se inician el próximo 13 de marzo, quizá por ello es evidente que las maquinarias políticas han arreciado su proselitismo con el fin de entusiasmar a los electores. Ya vemos enormes pancartas, pendones, calendarios y demás elementos de mercadeo electoral y en pocos días las emisoras estarán inundadas de cuñas invitando a votar por los respectivos candidatos.
Tal fenómeno de desgano plenamente justificado condujo a una nueva realidad política. Será la primera vez que se organizaron coaliciones de partidos y movimientos, para seleccionar a sus voceros que habrán de disputarse la candidatura presidencial que tendrá como escenario la primera vuelta en mayo. Es decir que, por primera vez en la historia política reciente, habrá tres vueltas presidenciales. La primera el 13 de marzo junto a la renovación del congreso.
Hoy sábado 5 de febrero quedaron en el partidor electoral tres coaliciones. La del Pacto Histórico de Petro; la de la llamada coalición de la esperanza, y la del equipo Colombia; en la cual, hasta la hora de escribir esta columna, se reservaron el ingreso del candidato uribista, o mejor del Centro Democrático, para incorporarlo en la disputa de la primera vuelta.
Las apuestas están sobre la mesa. En mi percepción personal, dichas coaliciones tienen el claro propósito adicional de estimular la votación de las listas al congreso, precisamente para buscar contrarrestar el desgano de los ciudadanos con la conformación del nuevo congreso, dado su altísimo desprestigio como institución democrática. Desde luego, también servirá para definir los posibles bloques que actuarán en el legislativo, frente a un nuevo gobierno que hoy aparece como impredecible.
En un primer análisis con relación a los últimos acontecimientos, el resultado de tales consultas y la conformación del nuevo congreso, permite presumir que Ingrid Betancur dejó herida de muerte la de la esperanza. Por otra parte, los problemas internos en el pacto histórico seguramente afectarán la apuesta de Petro de obtener 30 senadores y cerca de 6 millones de votos en la consulta, no obstante que la ganará con más de 4.5 millones de votos y se afianzará para ir a mayo y obtener el tiquete para junio.
Por otro lado, se percibe que la de equipo Colombia, podría obtener cerca de 5.5 millones de votos, donde parece que el exalcalde Char logrará conquistar las mayorías, y en donde el uribismo; con la probada maestría del expresidente Uribe, reservó a Oscar Iván Zuluaga para empujar las listas de congreso; pero donde los uribistas participaremos votando en dicha consulta por cualquiera de ellos para contribuir a la cifra estimada; y en consecuencia, potenciar esa coalición para la primera vuelta. Algunos analistas afirman y no parece descabellado, que si la lista uribista de senado no logra obtener mínimo 1.8 millones de votos en marzo que le permita alcanzar 15 o 16 senadores, probablemente retirarán la candidatura de Zuluaga para adherir al ganador de tal consulta y con ello, buscar la vicepresidencia con quien vaya de esa coalición a la primera y segunda vueltas.
Regresando al tema del congreso en marzo se percibe que las maquinarias están derrochando todos sus recursos económicos en conseguir apoyos al precio que sea. Ello explica que, por ejemplo, la estrategia del senador Macías con su lista de Cámara del CD, al impulsar la candidatura de Yeni Rozo al senado; busca restarle votos importantes a la aspiración de Álvaro H. Prada, en una actitud política y personal de perversa mezquindad que es propia de su talante. El propósito político es claro. Los abundantes recursos económicos que aporta la candidata Rozo sirven para financiar las dos cámaras de Macías, la de Cielo y la de Alejandra Toro, buscando así que la lista obtenga el umbral y resulte elegida una de las dos, con la cual buscaría mantener su vigencia política. Ya veremos.