Por: Sergio Trujillo
Como huilense y diputado tengo claro que el desarrollo de nuestro departamento y del sur del país está estrechamente ligado a la infraestructura vial. Es por esto que el proyecto Ruta 45 no es una simple carretera; es una arteria vital que conecta sueños, oportunidades y progreso. Esta obra que abarca Neiva – Pitalito – Mocoa – Santana., ha significado un avance sin precedentes para la región. Ha dinamizado el comercio, fortalecido el turismo y acortado las distancias entre el Huila, el centro del país y las puertas hacia el sur.
Sin embargo, hay un tramo que sigue siendo un desafío mayúsculo: Pericongo. Su ubicación estratégica y su complejidad geológica convierten a esta sección en una pieza clave del proyecto. No podemos ignorar que durante años enfrentó tropiezos que parecían insuperables. Pero logramos un punto de inflexión con la cesión del contrato de concesión a la Concesionaria Ruta al Sur. Este nuevo operador ha demostrado capacidad y compromiso, avanzando de manera significativa en los frentes asignados. Sin embargo, el avance se ha detenido ante un obstáculo que amenaza con prolongar la incertidumbre: la licencia ambiental.
La Corporación Autónoma Regional del Alto Magdalena (CAM) y la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA) tienen diferencias conceptuales que han frenado el proyecto. Mientras la ANLA considera que este tramo podría avanzar como una obra de mejoramiento, la CAM insiste en que las características del terreno, las condiciones geológicas y los riesgos ambientales requieren un licenciamiento integral. Es comprensible la preocupación por el impacto ambiental, pero también es imperativo actuar con celeridad y responsabilidad. No podemos permitir que esta divergencia deje en el limbo una obra de esta magnitud.
Los estudios exigidos incluyen análisis detallados de amenaza, vulnerabilidad y riesgo, necesarios para garantizar la seguridad y sostenibilidad de la infraestructura. Sin embargo, los tiempos de respuesta y las trabas administrativas no pueden seguir jugando en contra de los huilenses. Este es el momento de articular esfuerzos, de sentar a todos los actores en una misma mesa y de exigir respuestas claras y definitivas.
Hago un llamado a los congresistas del Huila, al gobierno departamental, a los alcaldes de la zona, a los empresarios, a mis colegas en la Asamblea Departamental y a toda la clase dirigente. Necesitamos una sola voz que defienda este proyecto como lo que es: un motor para el desarrollo del Huila y el sur del país. No se trata solo de desbloquear trámites; se trata de desbloquear el futuro.
Desde la Asamblea Departamental, seguiremos liderando este esfuerzo. Hemos convocado a una audiencia pública donde la Concesionaria Ruta al Sur, las autoridades ambientales y la comunidad tendrán un espacio para dialogar, esclarecer dudas y buscar soluciones. Esta es una invitación abierta a sumar esfuerzos, a unirnos a esta causa común, porque solo con unidad lograremos que Pericongo deje de ser un problema y se convierta en un puente hacia el progreso.
La Ruta 45 es más que una carretera; es un símbolo de lo que podemos lograr juntos. Es hora de que asumamos nuestra responsabilidad histórica y demostremos que, cuando el Huila se une y trabaja en equipo, no hay obstáculo que no podamos superar. Pericongo nos necesita, y con ello, el futuro de toda nuestra región.