Petro en la marcha

El desespero del presidente de la República, Gustavo Petro Urrego, por la pérdida de popularidad que ha tenido de manera progresiva desde que se posesionó, le ha generado que las convocatorias para marchar son cada vez menos concurridas. Desafortunadamente su ego, vanidad y creerse como un ser omnipotente, no le permite visualizar la verdadera realidad que está presentando su gobierno. Su propuesta inicialmente creó muchas expectativas en el constituyente primario. Pero su incoherencia en la aplicación de los instrumentos de la política macroeconómica del país, le esta ocasionado una pérdida rápida en lo que propone para el pueblo colombiano. Su retórica barata, solo se la cree él y los áulicos de su gobierno. Por eso, las marchas que impulsaron el domingo anterior el personal de la salud y que fue aprovechada por la oposición, a la cual asistieron cerca de medio millón de personas en las principales ciudades del país, lo tiene muy desinflado y decepcionado.

Nunca pensó que este episodio ocurriera al frente de sus narices. Por tal motivo convocó a la marcha del 1 de mayo, a todos los sindicadores, profesores de Fecode y universitarios, junto con las organizaciones comunitarias y de la temible primera línea. Sus equipos de trabajo van a trasladar veinte mil indígenas del Cauca y de otras regiones del país, para poder llenar una parte de la plaza de Bolívar en la capital de la República. Para motivarlos, va a acompañar el recorrido de la marcha en algunos tramos de las calles de Bogotá. Algo absurdo. Ha ordenado que los medios de comunicación le transmitan su alocución presidencial. La opinión pública está a la expectativa de lo que pueda suceder. Se espera que estos manifestantes guarden el orden y la serenidad con que marcharon el domingo anterior. Que no vayan a quemar buses, saquear establecimientos comerciales y dañar la infraestructura productiva del país. El ejecutivo debe ser respetuoso con la oposición. Dichas movilizaciones le enviaron sendos mensajes al gobierno para hacer un alto en el camino de cara a los dos años y tres meses que le restan. No debe desconocer que dichas movilizaciones fueron concurridas por ciudadanos inconformes con el actual gobierno.

Son expresiones respetables de una porción importante del espectro político, no solo de una corriente política, sino de todos los matices que no comulgan con su accionar gubernamental. Marcharon en democracia, contra posturas del gobierno de Gustavo Petro Urrego, quien a través de los trinos y mensajes burlones y con falta de respeto por el pensamiento de los demás, ha venido minimizando el impacto político que ha tenido este acontecimiento popular. Recuerde que debe reorientar su accionar, si quiere volver a recuperar los espacios perdidos, que de acuerdo con los vaticinios de expertos pueden provocar un colapso mayor del bienestar general de la población colombiana.