El presidente de Colombia, Gustavo Petro, volvió a solicitarle al Banco de la República que proceda con una disminución más rápida de las tasas de interés.
Este llamado hace eco tras el cierre de año, donde el precio del dólar en Colombia alcanzó los $3.822 pesos colombianos, y el peso colombiano se posicionó como una de las monedas con mayor revalorización a nivel mundial en 2023.
Petro señaló que la fuerte valorización de la moneda local es en parte positiva, pero representa un obstáculo para impulsar las exportaciones productivas del país. Según el mandatario, la causa de esta revalorización es el incremento real de las tasas de interés en Colombia en comparación con el resto del mundo. Estas declaraciones fueron hechas a través de una publicación en una conocida red social.
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“La revalorización que tiene hoy el peso colombiano, bueno para unas cosas, mala para desatar exportaciones productivas, tiene origen en que nuestra tasa de interés cada vez es mayor en términos reales frente al mundo”, afirmó el jefe de Estado en su cuenta de la red social X.
El presidente también anticipó que se espera una caída de las tasas de interés reales a nivel global, lo que incrementaría la brecha con Colombia y atraería un mayor flujo de dólares al país. Esta situación, analizada por el jefe de estado colombiano, refleja su interés en ajustar la política económica para favorecer la entrada de capitales y mejorar las condiciones del comercio exterior.
El presidente reiteró la necesidad de que el emisor rebaje aún más la tasa de interés en el país. Esta declaración llega tras la reciente disminución de la tasa de intervención de mercado en 25 puntos porcentuales, situándola actualmente en el 13%. Petro ha destacado que es fundamental que la junta considere “esta nueva realidad” en sus futuras decisiones económicas.
La insistencia del presidente en la necesidad de una tasa de interés más baja se alinea con su visión de facilitar el entorno económico para estimular el crecimiento e inversión. Es una medida que puede potencialmente aliviar el costo del crédito y fomentar la actividad económica en medio de retos macroeconómicos globales y locales.
Finalmente, es la junta del Banco de la República la que tiene la última palabra en estas decisiones, operando con independencia del gobierno central.
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