A 21 meses de gobierno y a solo 3 de cumplir dos años de haberse posesionado con un acto lleno de simbolismos y un esperanzador discurso, vemos un gobierno lleno de frustraciones. Un enfoque en las reformas presentadas en el congreso de la republica que en su mayoría se ha visto frustradas por la falta de liderazgo para generar los consensos que necesitan estas iniciativas para el país. La salud ha logrado avanzar y construir un sistema viable pero llena de falencias, no es perfecta, pero hacerla más viable necesita una restructuración que se quedó en una reforma archivada sin consensos en los partidos que hacen parte de la cámara alta y baja del segundo poder público de nuestro estado de derecho, la misma historia han tenido las demás reformas estructurales del presidente Gustavo Petro.
Sumadas a el desgaste y enfoque del gobierno hacia las reformas, se vienen los constantes y permanentes escándalos en cabeza de su hijo, hermano y personas de confianza, que han perdido el sentido del plan de desarrollo que fue ambicioso en temas tan importantes como el sector agropecuario, la educación y la política social, que no le ha permitido lograr concretar obras y transformaciones sociales que ya se deben visualizar a 20 meses de gobierno. En el Huila y Neiva totalmente acéfalos de proyectos e inversiones tangibles.
Llevamos 30 años hablando de las mismas obras estructurales para el desarrollo de la infraestructura regional. Isnos/Paletara, La Plata/Inza, Colombia/La Uribe, entre otras vías estructurantes para acortar los tiempos de transporte. La PTAR para Neiva, la circunvalar del oriente, entre otras obras determinantes para la ciudad. Se generaron unas mesas con gran expectativa donde las famosas “listas de mercado” no se hicieron esperar, lastimosamente muchas de ellas sin una claridad de financiación, y que se quedaran en el papel y las desgastantes mesas que se llevaron a cabo.
La semántica y las palabras del presidente se están quedando en expectativa, la gran ilusión de cambio se cae ante la poca ejecución del presidente y sus ministros, la política pública es de pragmatismo, soluciones concretas y decisiones explicitas, el tiempo pasa y juega en contra. La situación de orden público tiene en jaque la economía circular del departamento, el silencio y la poca empatía del gobierno genera más rezago de los alcaldes y el gobernador que en 100 días que solo vemos estilos de gobierno mas no estimados con proyección real de sus programas que serán aprobados en sus planes de desarrollo.
El departamento del Huila más que discursos, ilusiones, motivaciones a marchas y banderas marchitas, necesita inversiones para el desarrollo. Un gobernante demócrata que sea explícito en la cofinanciación de la deficiente infraestructura que hoy tenemos en todos los sectores. Los mensajes continuos en X deben ser cambiados por la empatía popular desde el territorio y direccionar acciones presupuestales en una región muy golpeada por la violencia, que sigue siendo víctima de la estela de sangre y el conflicto. El Huila quiere ser potencia mundial de la vida.
