Por: Yefer Vega
El éxito de los gobernantes depende en gran medida de una ruta clara en materia de ordenamiento territorial, que permita definir las inversiones a través de los planes de desarrollo, según las necesidades y condiciones propias del territorio y no bajo caprichos politiqueros que buscan intereses no comunes. Dicho esto, es imperativo que los POT sean armónicos con lo rural y lo urbano, y en su formulación cumplan con objetivos, directrices, políticas, estrategias y programas que se ajusten al contexto propio de cada región, permitiendo el desarrollo y crecimiento económico, social y ambiental de forma integral y sostenible.
Preocupa que, en mi bello y natal Huila, de 37 municipios, 21 ostenten un POT con más de 20 años de antigüedad, 7 con alrededor de 12 años y 9 entre los 6 y 8 años. Lo que permite entender parte de las deficiencias del departamento, especialmente en lo relacionado con la proyección agrícola. Y es que en Colombia, el 88% de los POT se encuentran desactualizados, lo que merece atención, pues se requiere entender el ordenamiento actual para impulsar proyectos con una planeación sería en el tiempo, con planes de acción a corto y mediano plazo y que incluya fuentes de financiamiento.
La invitación es a hacer bien la tarea, pues los POT, deben lograr que los municipios y el departamento del Huila sean seguros, sostenibles e inclusivos, y con esto, desarrollar vínculos económicos, sociales y ambientales positivos entre la zona urbana y rural. Implementando además, políticas públicas de seguridad alimentaria promoviendo una agricultura sostenible, garantizando la protección y disponibilidad del agua, vías de comunicación para la comercialización, así como, normatividad en renovación urbana, para los casos en que no sea adecuado ampliar el territorio, protegiendo nuestro tesoro rural y las zonas de protección ambiental, como medidas para combatir el cambio climático, con la protección de bosques y la diversidad biológica.
También, es importante identificar los lineamientos en materia rural y urbana, con el fin de poder aplicar, sobre todo, la prevención del riesgo, ante posibles desastres y salvaguardar vidas.
Destaco se esté formulando el Plan de Ordenamiento Departamental, que permitirá mayor claridad en las áreas de conurbación de los municipios e inversiones específicas llevadas desde el departamento y el gobierno nacional.
Reitero la necesidad de unir esfuerzos, gobernación, municipios, gremios, organizaciones sociales, ciudadanía, población rural y todas las fuerzas vivas, para la construcción de los instrumentos de planeación del suelo.
