Colombia volvió a subir al podio de los Juegos Olímpicos de Tokio, con el velocista Anthony Zambrano, convirtiéndose así en realidad el trabajo que ha venido haciendo desde su adolescencia cuando ya se perfilaba para grandes y este es apenas el comienzo de una gran carrera, que ya suma los suficientes méritos para estar entre los grandes.
Con la medalla de plata alcanzada por Zambrano en la final de atletismo de 400 metros planos, Zambrano se convirtió en el primer corredor masculino nacido en Sudamérica en subirse al podio de los 400 metros planos, en los 120 años de historia que tiene la prueba en olimpiadas, antes solo lo había logrado nuestra compatriota Ximena Restrepo en Barcelona 92, cuando se llevó la medalla de bronce. Este detalle hace aún más grande el segundo lugar del colombiano.
Ya venía de competir en unos Juegos Olímpicos, los de Río 2016 con apenas 18 años, y desde entonces le hizo una promesa a su madre, que de la mano de Dios ganaría una medalla. Era su meta y su objetivo, era su sueño.
Como es común entre los deportistas que representan a Colombia en las diferentes disciplinas y torneos, Zambrano alternó sus primeros años de entrenamiento con trabajos como bicitaxista, mototaxista, albañil, pintor y mecánico, solo de esa forma se puede lograr la gloria en un país lleno de adversidades para quienes deciden alcanzar la gloria haciendo realidad sus sueños.
La medalla alcanzada por Anthony Zambrano estaba dentro de los pronósticos de la delegación colombiana y fue, tal vez, la única que se dio como fija y así fue. Además con su triunfo, en una disciplina tan competitiva y exigente, nos llena de optimismo al ver que mientras Catherine Ibárgüen y Mariana Pajón ya van de salida, después de llevar unas gloriosas carreras, con el triunfo del colombiano, que no fue casual, se vislumbra una nueva generación de grandes glorias deportivas.
Hoy todos andan encaramados en el bus de la victoria, prometiéndole al medallista olímpico el ‘oro y el moro’, esperemos haber en unos meses de todo lo anunciado qué tanto se hace realidad, porque son muchos los que aprovechan la ocasión para darse publicidad y pasar por benefactores, lucrándose y pantalleando por cuenta del merecido triunfo del colombiano. Y no sería la primera vez, pues sacar pecho por los logros alcanzados por otros, parece ‘deporte nacional’.
Anthony, que es de esos deportistas que nacieron para ser campeones, fortaleció su mentalidad con trabajo, sacrificio, metas y sueños y hoy todo eso le entregó sus frutos, porque desde niño estaba predestinado al Olimpo de los campeones.