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“Policía fue dejado en libertad mientras avanza la investigación”: caso Esmeralda Marín, enfermera asesinada en Neiva

Oct 20, 2022

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DIARIO DEL HUILA, ESPECIAL

Mientras la Fiscalía prepara el material probatorio suficiente para demostrar que el uniformado Héctor Joel Urbano Perdomo sí es el responsable del feminicidio de su compañera sentimental; la enfermera Esmeralda Marín Hernández, el investigado quien no aceptó su responsabilidad en el crimen fue dejado en libertad, luego de estar un año recluido en la cárcel Picaleña, en Ibagué.

El crimen de la enfermera Esmeralda Marín, que conmocionó a Neiva, ocurrió en el barrio Gualanday en el año 2019, cuando la joven mujer fue hallada sin vida en el interior de la vivienda que compartía con su pareja sentimental, el patrullero de la Policía Metropolitana de Neiva, Héctor Joel Urbano Perdomo. El crimen sigue en la impunidad.

Para ese momento, la víctima fue encontrada suspendida de una soga, esposada de manos y arrodilla en su casa, su cuerpo estaba a la vista desde el cuarto piso del edificio donde convivían.

Lo que se dijo en aquel entonces es que la mujer habría tomado la fatal decisión de acabar con su existencia por problemas pasionales y luego de haber sostenido una dura discusión con su compañero sentimental, quien aparentemente, habría salido del apartamento, horas antes del supuesto suicidio.

Según la versión del uniformado él habría llegado a la madrugada, pero Esmeralda no le había abierto la puerta, motivo por el cual él se vio obligado a entrar al inmueble de manera violenta, encontrándose, según él con el macabro hallazgo.

La maquillada escena de un suicidio, poco a poco fue perdiendo fuerza y casi 21 meses después, algunas pruebas, que desde un inicio fueron evidentes, sirvieron como elementos probatorios para expedir la orden de captura en contra del principal sospechoso; el entonces policía activo Urbano Perdomo, que para ese momento ya había sido misteriosamente sacado de la ciudad por parte de la Policía Nacional, siendo trasladado hasta el municipio de San Juan de Villalobos, en el Putumayo, el mismo lugar donde en septiembre de 2021 se llevó a cabo la captura en la Estación de Policía, mientras portaba el uniforme y aún ejercía sus funciones como miembro activo de la institución.

Para ese entonces, sus familiares, aunque lloraban la usencia de una madre aguerrida, la cual desde el principio se negaban a creer que se hubiera suicidado, celebraron que el “responsable” estuviera tras las rejas. La dicha no les duró mucho.

El juicio final

La Fiscalía Quinta Seccional adscrita a la Unidad de Vida radicó el escrito en el centro de servicios judiciales donde se coordinó el juez del circuito con funciones de conocimiento que adelantó la audiencia de acusación y el desarrollo del juicio oral.

Urbano Perdomo fue acusado del delito de feminicidio agravado, cargo que le endilgó el fiscal en la audiencia de imputación y que el procesado no aceptó. El hombre aún sigue tipificando el crimen como un supuesto suicidio, intenta, frustradamente, demostrar su inocencia basado en pruebas irreales, pese a los más de seis indicios en su contra que lo señalan como el presunto responsable.

A la par del proceso penal Héctor Joel está siendo investigado disciplinariamente en la Policía. “La Policía ha hecho uso de la figura de suspensión penal para adelantar el proceso disciplinario contra el uniformado”, manifestó uno de los investigadores.

Lo insólito del hecho, es que una vez se llevó a cabo dicha audiencia, el procesado permaneció recluido en la cárcel La Picaleña, en la ciudad de Ibagué, pero misteriosamente y mientras se preparaba el próximo juicio oral, hace menos de 20 días, le fue concedida la libertad, “mientras avanza la investigación y se tiene la próxima fecha del juicio final, donde se destaparán las cartas de la Fiscalía en su contra, y de no acogerse a un preacuerdo, se llevará a cabo la audiencia condenatoria”.

Las cartas que destapó la Fiscalía

Con los resultados de la necropsia, la inspección al lugar en donde fue encontrada la enfermera y los testimonios recolectados en su momento, quedó en evidencia que Esmeralda fue atacada salvajemente y que la escena de su supuesto suicidio fue un elaborado montaje.

Las primeras dudas surgieron con la posición en que se encontraba el cuerpo: fue hallado con las manos esposadas, de rodillas en la cama, suspendido de una pequeña soga que no superaba los tres centímetros de grosor; la cuerda colgaba de un tubo de aluminio donde se encontraba una cortina, que, por las características, se confirmó que no podía haber soportado los 57 kilos que pesaba Marín Hernández.

Otra de las evidencias que quedaron expuestas en la necropsia fue que, el cuerpo de Esmeralda presentaba tres heridas en el cuello no propias de una soga, “son heridas pre-mortem, es decir se las ocasionaron antes de ella morir, el mentón también presenta una fractura, propia de un golpe contundente; piernas, manos y brazos tienen hematomas”, le dijo al DIARIO DEL HUILA uno de los investigadores.

La recolección de huellas dactilares, sumadas al resultado del fluido seminal y rastros de ADN en paredes y cuerpo de la mujer, dieron positivo para Héctor Joel Urbano, pero adicionalmente un último análisis practicado al cadáver y del cual esperaban ansiosamente el resultado, tiene que ver con la prueba epitelial, cuyo resultado tardó varios meses, la prueba tiene que ver con los restos de piel encontrados en las uñas de la mujer, los cuales pertenecen a su pareja sentimental.

Además de hacer una descripción morfológica de la víctima, los servidores tomaron atenta nota de sus prendas de vestir. Desde el primer momento el uniformado bajo sospecha entregó versiones contradictorias sobre los hechos.

¿Dilatación del proceso?

En la próxima audiencia que se llevará a cabo, tentativamente, para el mes de junio del próximo año, según información confirmada por una fuente oficial, la Fiscalía entregará como prueba reina, las grabaciones de las llamadas telefónicas del celular del acusado, el testimonio de una persona que compartió las últimas horas con el uniformado, y las grabaciones de una cámara de seguridad que terminaría por demostrar que la versión del suicidio, que sigue manejando Héctor Joel, es un montaje; el mismo con el que ha querido tapar un crimen, la idea falsa que se ha vendido para borrar, seguramente de su conciencia, lo que verdaderamente sucedió al interior de la habitación en la que compartió momentos felices y otros de posibles maltratos contra la hoy occisa. 

Adicionalmente, los investigadores tienen en su poder conversaciones de la víctima en donde deja en evidencia la conducta agresiva de su pareja sentimental y el testimonio de un vecino que sería clave en el juicio final.

Los abogados defensores del procesado han solicitado el aplazamiento del juicio, es decir, no les es suficiente casi seis meses para demostrar la presunta inocencia de su cliente, sino que, además, lograron que Urbano Perdomo, fuera dejado en libertad “mientras avanza el proceso”.

Hoy, ad portas de cumplirse tres años del macabro crimen, la familia de la víctima aguarda justicia, mientras el presunto responsable goza de libertad, sigue vinculado a la Policía Nacional, e intenta demostrar a toda costa su fachada inocente.

Destacado: Urbano Perdomo fue acusado del delito de feminicidio agravado, cargo que le endilgó el fiscal en la audiencia de imputación y que el procesado no aceptó. El hombre aún sigue tipificando el crimen como un supuesto suicidio, intenta, frustradamente, demostrar su inocencia basado en pruebas irreales.

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