En la vía que conecta a Cali con Yumbo, en el departamento vallecaucano, el patrullero Ángel Padilla recibió 27 puñaladas. Contó a un medio que cuando los marchantes se percataron de que él es miembro de la Policía Nacional se abalanzaron contra él con navajas, golpes y ladrillos para intentar acabar con su vida.
“Nosotros escogimos esta profesión y somos conscientes de que uno puede ser herido en combate. Pero no imaginé jamás que la misma ciudadanía por la que velamos intentara quitarle la vida a uno”, dice el joven, quien ya se encuentra recuperándose en la Clínica de Sanidad de la Policía, mientras enfrenta una anemia severa por la cantidad de sangre que perdió.
Otro suceso que también conmocionó al país fue el asesinato de Jesús Alberto Solano, capitán de la Sijín, quien murió cuando fue apuñalado el pasado 28 de abril en Soacha, mientras trataba de prevenir un saqueo durante los desmanes del paro nacional. Su madre, la señora Ana Beltrán, lamentó la pérdida de su hijo y dijo que él era su “tesoro”.
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