Cuando la humanidad se olvida de sus raíces, está camino a desaparecer. Sería como una muerte lenta en donde la anatomía del gigante que integra el alma de todos los hombres y las mujeres empezase a morir por fragmentos; en un siglo, la extremidad de los valores del respeto y la tolerancia, habrán padecido gangrena y entonces amputada. Luego de vivida una nueva centuria, uno de sus riñones, el que purificaba las injusticias de clases, habrá sido extirpado. Una compleja calcinación del sistema arterial del cerebro del monumental humano encargado de conservar los saberes tradicionales a partir de los cuales supo mantener viva la identidad cultural de los colectivos sociales locales, ha mermado la circulación de oxigeno en la periferia de la sociedad moderna, lo que hace que las futuras generaciones desconozcan quienes son, de donde vienen, y menos, hacia donde van.
Así como ríos cual Magdalena, registran cada cincuenta años la desaparición de especies de peces en su disminuido hábitat, muchas sociedades padecen la muerte de saberes tradicionales o ancestrales, dentro de los cuales se encuentra la artesanía y oficios que nutrieron hace menos de medio siglo, la identidad de pueblo huilense. Por ejemplo, la talabartería en cuyo universo de cuero crudo, emergieron rejos de lida de vacunos, asnales y caballares; o los zurrones para la recolección de cacao, o qué decir de las cujas, aquellos tipos de cama en donde el durmiente se acariciaba con el pelo de la piel de un enorme semental o acaso de la grandiosa vaca sacrificada para el solaz del campesino. Podemos sumar la talla de la madera desde la cual perviven muebles estilo Luis XV, Isabelina o Rococo, perpetuando bajos relieves de admirables acabados. Y qué tal la ancestral y precolombina alfarería cuyos oficiantes supieron vivificar objetos utilitarios, decorativos o funerarios, con gredas de colores naturales llamadas engobes. Alfareros agustinianos, vertidos también sobre el Valle de Laboyos y extendidos generosamente hacia territorios de centro y norte como Tarqui y Campoelagre, quienes erigían sus ollas y objetos mediante la técnica del rollo, con evidente predominancia de la obra manual.
Y frente al escenario de la necesidad de preservar los saberes, tantos los artesanales como también los asociados a las tantas manifestaciones culturales y artísticas, existe en Colombia la Política de Fortalecimiento de Saberes del Sector Cultura, en cuyo marco están los lineamientos conducentes al rescate, preservación, desarrollo y promoción de tan diversas técnicas de oficios que posibilitan la generación de un producto tradicional o la puesta en escena de una manifestación artística determinada. Esta política contiene estrategias como la implementación de Escuelas – Taller, o en otros casos, Taller – Escuela. Justamente, en el último caso, se registran para el Huila algunos ejercicios en municipios como Suaza, Tarqui, Neiva y Palermo, impulsados por la Gobernación, en donde los artesanos concurren al taller de un artesano, el cual es fortalecido y dispuesto con insumos, conocimientos e instrumentos de emprendimiento, que han de impulsar notablemente la generación de artefactos propios de la identidad local, al tiempo que se fortalece la circulación en los mercados en pro de elevar el ingreso de las familias artesanas. De hecho, se ha conocido por parte de la Secretaria de Cultura del Huila Betsabé Polanía Quizá, la decisión del gobierno departamental de echar a andar dos nuevos talleres-escuela, esta vez en los municipios de Campoalegre con Alfarería y en Villavieja con trabajos en Totumo. Así mismo, en la proyección de inversiones del actual Plan de Desarrollo del gobernador Villalba, se espera llegar a cerca de ocho nuevos municipios para igual número de talleres- escuela, lo que habrá de producir sensibles y significativos avances en la preservación de tan valiosos saberes.
Todo indicaría que, en materia de desarrollo artesanal, el Departamento estaría apostando, desde la Secretaría de Cultura a avanzar en la tarea de preservar y conservar saberes populares como la artesanía, entre tanto que, desde la Secretaría de Desarrollo Económico y Turismo a cargo del Ingeniero Ricardo Vera Torres, se buscará el fortalecimiento de los emprendimientos artesanales hacia la circulación y comercialización de sus ofertas; es decir, un binomio que ha de arrojar frutos benéficos a los artesanos y sus emprendimientos.
