Antes de que los mamíferos reinaran sobre la tierra, existió una época en que reptiles colosales dominaban el planeta. Sin embargo, esta característica del gigantismo se ha ido perdiendo a lo largo de los años. En el siguiente artículo te contamos el por qué ya no existen muchos animales gigantes.
DIARIO DEL HUILA, HISTORIA
Durante la prehistoria, era normal que animales gigantes del tamaño de un edificio, como los dinosaurios saurópodos que alcanzaban los 23 metros de altura y el peso de 122 toneladas, habitaran en la Tierra. De acuerdo con los fósiles encontrados durante diferentes excavaciones, la mayoría de los reptiles, los insectos, los peces y algunos mamíferos, alcanzaban medidas difíciles de imaginar hoy en día.
Sin embargo, esta característica se ha perdido durante la evolución de las distintas especies animales, dando paso a cuerpos de un tamaño más reducido. Aunque en la actualidad podemos encontrar algunos ejemplares de dimensiones considerables como los elefantes o la ballena azul, son muy pocas las especies que cumplen con el distintivo de gigantes.
A lo largo de los años, diferentes investigadores se han preguntado la razón por la cual los animales que existen actualmente han perdido esta característica. En el pasado, el gigantismo era sinónimo de dominancia y mayores probabilidades de supervivencia. En las siguientes líneas, te contaremos varias teorías que explican este fenómeno de la evolución.
El cambio en el medio ambiente
Hace unos 66 millones de años, cayó a la tierra el meteorito Chicxulub, que entre otras cosas, fue el causante de la extinción masiva de los animales que conocemos como dinosaurios. Durante el período Triásico, antes de la caída del meteorito, el entorno brindaba una cantidad de recursos como comida, agua y refugio suficiente para las especies que vivían en ese momento.
De igual manera, las atmósferas antiguas tenían concentraciones más altas de oxígeno. Por esta razón, los peces, los reptiles, los insectos y los mamíferos de esta época podían realizar mejores procesos celulares y obtener mayor energía para el tamaño de su cuerpo.
No obstante, a partir del impacto, los ecosistemas empezaron a cambiar. Al caer, se generó una nube de humo sobre el medio ambiente, obstaculizando el crecimiento de las plantas. Esta situación las afectó, pues eran la principal fuente de alimento de algunos dinosaurios y de sus presas. De igual manera, los incendios generados consumieron casi un tercio del oxígeno de la atmósfera.
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Por otro lado, iniciaron heladas, inundaciones y erupciones volcánicas, de las cuales estos animales gigantes no podían escapar fácilmente. De acuerdo con esta teoría, los cambios en la Tierra hicieron una extinción selectiva de aquellas especies de mayor tamaño, dejándolos sin descendencia.
La caza de animales gigantes
Para nadie es un secreto que la acción del hombre ha ocasionado la extinción masiva de animales de todo tipo. Según varios estudios, la caza indiscriminada de especies gigantes, como el mamut o el tigre dientes de sable, sumado a los cambios del medio ambiente, ocasionaron una aceleración en la extinción de estos mamíferos durante el Paleolítico.
Aunque, considerando los salvajes que eran esos tiempos, los primeros homínidos también realizaban estas cazas como métodos de protección. Al hacer esto se aseguraban de no ser comidos por una especie de mayor tamaño.
Actualmente, existe el riesgo de que desaparezca uno de los animales gigantes de nuestra época, el elefante. Otros que han corrido con mayor suerte por vivir en ecosistemas acuáticos, son la ballena azul, el cachalote, el calamar gigante y el tiburón ballena.
El gasto energético de los animales gigantes
A diferencia de los gigantes actuales, los que dominaban en este aspecto en épocas antiguas eran los reptiles. Gracias a varios aspectos del funcionamiento de su organismo, estos animales eran capaces de sostener sus enormes cuerpos. Por ejemplo, los dinosaurios tenían la capacidad de cambiar sus dientes a medida que iban creciendo. Es decir, cuando eran jóvenes poseían dientes en forma de aguja que les permitían cazar presas pequeñas, adecuadas para su tamaño.
Cómo soportaban los animales gigantes su peso
Al igual que las aves, los dinosaurios poseían un sistema de sacos de aire que se extendían desde los pulmones hasta los huesos, formando un esqueleto más liviano. Gracias a esto, a pesar de seguir creciendo constantemente, estos animales no perdían flexibilidad ni fuerza, por lo que el sostén de su peso era posible. Tal fenómeno no ocurre con los mamíferos, por lo que su crecimiento es limitado.
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