Se ha hecho hábito que los peatones, los automovilistas, los conductores del transporte público de pasajeros o carga, los ciclistas y los definidores de políticas públicas o evaluadores de estas, siempre echemos la culpa de la creciente accidentalidad y desorden vial urbano, a las “motos”. Pero estamos equivocados. Una motocicleta no se conduce sola. Por el contrario, el día que esta lo pueda hacer, las causas de accidentalidad y desorden, probablemente cesarán. Ese es el punto a tratar.
Los responsables de tantas situaciones que están sucediendo en la movilidad urbana (y ahora incluso intermunicipal) cada vez más y más en Neiva, Pitalito, Mocoa, Florencia y tantas ciudades colombianas se debe a los motociclistas: los seres humanos que conducen las motos.
A los motociclistas entonces hay que hacerles muchas preguntas: ¿saben ustedes que son la mayor causa de accidentalidad vial? ¿Saben ustedes que, en consecuencia, son ustedes la mayor casusa de muertes y lesionados viales en toda Colombia y de los niveles más altos de la historia? ¿Por qué ustedes corren tantos riesgos y ponen a tantas personas en riesgo? ¿No son conscientes de que cuando transportan a sus niños y demás familiares ponen en riesgo a su familia? ¿Por qué parquean donde no deben, invadiendo calles, parques, andenes, ciclovías y cualquier área de espacio público? ¿Por qué conducen por la izquierda cuando eso está prohibido por su seguridad? ¿Por qué no adelantan por la derecha en calles de una sola dirección o de doble dirección? ¿Por qué en vez de usar las calles y avenidas, ustedes cruzan por encima de los andenes e incluso, ustedes frecuentemente circulan por encima de los andenes? ¿Por qué casi no usan los semáforos; se cruzan cuando estos están en rojos o doblan donde es prohibido o el semáforo no lo permite? ¿Por qué siguen muchos de ustedes prestando un servicio de transporte ilegal, no solo porque no está permitido legalmente, sino porque es prácticamente imposible prestarlo en condiciones razonables de seguridad y salubridad?
Claro, para quienes no son motociclistas y leen esta columna, inmediatamente se entiende que las conductas anteriores son producto de ausencia de cultura ciudadana. Esa que permite entender racionalmente que estas conductas afectan los derechos de todos, la movilidad y seguridad ciudadanas, el medio ambiente urbano o espacio público, y el orden (el elemento que cohesiona a las sociedades). Por eso mismo exhortamos a las asociaciones de motociclistas a que hagan el esfuerzo por mejorar la percepción que tenemos todo sobre quienes usan estas máquinas. Y con ello, mejorar nuestras ciudades como hábitats humanos.
Cada derecho tare consigo ejercer varios deberes ciudadanos. Nunca lo olvidemos.
