El 26 de febrero, dos días después del inicio de la invasión rusa en Ucrania, Mykhailo Fedorov, vice primer ministro de Ucrania, convocó en redes sociales a conformar un “ejército de TIC (tecnologías de la información)”. Hizo un llamado a ‘talentos digitales’ que se quisieran unir para combatir en el frente cibernético. “Habrá tareas para todos”, indicó.
La coordinación se inició a través de un grupo de Telegram, en el que hoy participan más de 300.000 personas. “Los ataques colaborativos han tenido éxito en interrumpir el gobierno ruso y los sitios web de medios respaldados por el estado”, dice Alp Toker, director de NetBlocks (firma que monitorea la conectividad a internet), citado por The Guardian.
Sin embargo, varias son las preocupaciones que surgen de este proceder ciudadano, pues la falta de control sobre lo que hacen, el posible ataque a blancos no deseados, la vulnerabilidad a la infiltración y la afectación a la ciudadanía en general, están entre los puntos críticos.