Por: Luis Alfonso Albarracín Palomino
El mayor descalabro de la economía colombiana desde 1999, se vio reflejada con el indicador económico de 0,3 negativo del PIB durante el tercer trimestre del presente año. Todos los medios de comunicación nacionales e internacionales han coincidido en que la economía colombiana está atravesando un momento difícil por la aplicación incoherente de los instrumentos de la política económica del país. La sociedad colombiana está terminando el año, con algunas noticias económicas que están amenazando seriamente su bienestar general, por la continuada oleada alcista de todos bienes y servicios sin excepción que han afectado los exiguos ingresos de las familias colombianas, que continúan su progresivo empobrecimiento, así digan lo contrario las luminarias del equipo económico del alto gobierno. En su afán alcabalero, se han generado mecanismos para aumentar los impuestos sin tener encuenta los efectos nefastos que presentan sobre la calidad de vida de éstas. Así lo reflejan, los más recientes indicadores disponibles que ratifican las aseveraciones expuestas anteriormente. Las perspectivas económicas son poco optimistas, pero con un grado de decrecimiento en los ritmos de crecimiento. Frente a los datos obtenidos en el 2022, las familias colombianas continuarán por este sendero pesimista, que muestra una verdadera incertidumbre económica.
Pero no son muy coherentes las respuestas del presidente Gustavo Petro Urrego, para atender esta tendencia negativa del PIB. Con anuncios improvisados, sin medir el contenido de sus juicios de valor, habló de intervenir el dólar, mover la regla fiscal y tocar el presupuesto aprobado por ley, acciones que son una bomba para el país. La opinión pública conoce claramente, que la economía experimenta un crecimiento promedio de 0% entre el pasado abril y septiembre, y que la Corte Constitucional tumbó la prohibición de deducción de las regalías que se había establecido en la reforma tributaria, se han lanzado en ristre con ideas que pueden ser su perdición. Se nota el sesgo ideológico y que les está pasando factura a todo el accionar gubernamental incoherente que han venido desarrollando durante los últimos 15 meses.
Pero no todo está destruido. Hay necesidad que el presidente reoriente su accionar, teniendo en cuenta la participación del sector primado y a los demás actores políticos para sacar adelante reformas consensuadas y no dictatoriales. Recuerden que los demás también piensan. No podemos tener sesgos ideológicos que contribuyan a polarizar más a la sociedad colombiana. Hoy necesitamos cambiar esta actitud. Todas las salidas han sido desafortunadas para disipar la incertidumbre que hoy experimenta la economía colombiana que cabalga en el lomo de una inflación de dos dígitos, tasas de interés por las nubes y ad-portas de una recesión, es decir, dos trimestres consecutivos en rojo, todo lo anterior sin un plan contra cíclico que brinde unas luces la final del túnel, o mejor, sirva de esperanza para que el sector productivo pueda seguir generando empleo y pagando impuestos. Es tiempo de corregir. Déjese rodear de la sociedad colombiana. No genere choques innecesarios, que van en contravía del nuevo orden económico mundial.