Los hechos de violencia sucedidos en las últimas horas en algunos municipios huilenses reafirman lo que hemos venido enunciando en los anteriores editoriales de esta tribuna de opinión, donde se refleja el clamor general de la sociedad del departamento, que se encuentra desesperada por el actuar de las organizaciones narcoterroristas que, desde hace menos de un año, han vuelto a revivir el terrorífico pasado de hace cinco lustros. Cuando estábamos escribiendo estas líneas el jueves anterior, se estaban desarrollando fuertes combates entre Ejército y un frente de las disidencias de las Farc en los centros poblados de Gallego y Villa Losada, en jurisdicción del municipio de la Plata, provocado un desplazamiento forzado de la población. Una niña fue asesinada en medio de estos enfrentamientos. La opinión pública espera que, desde la Casa de Nariño, no den la orden de retirada de estos integrantes de las Fuerzas Militares de esta zona, para dejarles libre a estos delincuentes irracionales para que sigan haciendo de las suyas, con el cuento fallido de la paz total.
Paralelo a lo anterior, se siguen presentando asesinatos en otras localidades del departamento. Han aparecido casos detestables de limpieza social. En Campoalegre, Pitalito y Algeciras, se han convertido en un campo abonado para la violencia irracional de grupos delincuenciales y subversivos, que siguen azotando intensamente a las familias huilenses. Los campesinos y propietarios de algunos establecimientos comerciales están siendo carnetizados y vacunados por estos narcoterroristas. Son citados en las montañas para que asistan a entregarles parte de sus ingresos que con el sudor de la frente han obtenido, a estas organizaciones, que se encuentran supremamente preocupadas porque sus actividades de narcotráfico, han disminuido ostensiblemente por la reducción del kilo de la coca, porque ya los nueves carteles mexicanos que hacían presencia en el país, ya no volvieron a comprarles estas sustancias sicoactivas porque que han sido reemplazadas por el fentanilo y otras anfetaminas en los países consumidores. Por lo tanto, están desesperados buscando nuevas fuentes de financiación.
Es muy triste para la sociedad huilense que el gobierno nacional, no le ponga cuidado a este clamor generalizado, que cada vez es más creciente en nuestro territorio. Y este fenómeno se replica en la mayoría de los departamentos del país. Inclusive al primer mandatario de los colombianos no asiste a las convocatorias que les hacen los actores regionales para que les de una explicación y le brinde soluciones radicales, para contrarrestar este avance de las organizaciones narcoterroristas en el país. Por este motivo, hay que destacar la iniciativa del senador huilense Carlos Julio González Villa, para solicitarle al gobierno nacional para que convoque urgentemente un Consejo de Seguridad en el Huila, para abordar directamente esta problemática que corroe el bienestar de las familias. Se espera que asistan el presidente, ministro de Defensa y toda la cúpula militar del Estado.
