Siempre ha sido más fácil destruir que construir, pensar en criticar que en aportar soluciones. En un país como el nuestro, siempre será más fácil hacer relucir lo que está mal que lo que está bien; nos caracteriza mucho el hecho de darle mayor relevancia a nuestros defectos y errores propios al igual que a los de los demás.
Colombia sin dudas en un país especial, por su gente, sus regiones, su relieve y un sin número de cosas, que nos hacen ser únicos. Pero por supuesto, tenemos problemas comunes con los demás países de la región, problemas como la delincuencia, la corrupción, el desempleo, entre muchos más, que quizá, tal vez, por tener los mismos antepasados, lastimosamente heredamos.
En estos días de agitación política, hemos visto como salen a relucir discursos pesimistas, donde nos dicen que todo está mal, que cada día estamos peor que vamos por mal camino y que ellos son la solución. Si bien hay muchas cosas que están mal y en ello tienen razón, es totalmente falso y populista decir que el país día a día va de mal en peor. Basta con mirar treinta años atrás y ver los índices de cobertura en educación, salud y servicios públicos domiciliarios. Es un hecho que Colombia ha mostrado importantes avances en diferentes sectores. Por ejemplo, la cobertura neta en educación media entre los años 2005 y 2018, paso de 62% a 72% y de educación superior de 34% a 52%. Otro ejemplo es en el sector salud, para el año 1995 la cobertura total del sistema era del 29,21% y a cierre del año 2018 la cobertura era del 94,66% de los colombianos.
Podemos preguntarnos y analizar detenidamente, si en realidad como lo dice un sector político del país cada día estamos peor, o más bien han existido avances que han sido opacados por tanto escándalo de corrupción. Hemos mejorado, estamos mejor que hace treinta años, pero sin duda hay cosas por corregir y cambiar. Tenemos problemas gravísimos en nuestro sistema de justicia, la libre interpretación de los jueces ha dado para aplicar la justicia de acuerdo a conveniencias. La cobertura en educación superior está asegurada más no así el acceso a ella, las ICFES hoy más que medir calidad está limitando el ingreso de nuestros jóvenes a la universidad. La salud se ha convertido en un negocio y eso debe parar. En cuanto al desempleo, es necesario que el estado lo mire como la mayor problemática social a la que nos enfrentamos e idee políticas publicas serias para combatir esta terrible desgracia que azota a millones de colombianos.
Cuidemos a Colombia, repito, muchos quieren hacer ver un desastre cuando en realidad si bien hay grandes dificultades, día a día estamos avanzando para lograr un día superarlas. No estoy queriendo decir que vivamos en un paraíso, pero es mejor construir sobre lo construido que darle credibilidad a quienes se alimentan del caos y el pesimismo, que buscan gobernar a Colombia y hundirla en la debacle que hoy ellos ven.
