OPINANDO Y DANDO
Por: Faiver Hoyos Hernández
Email: faiverhoyos@gmail.com
Twitter (X) @FaiverFaiver
En un país en donde las realidades son dolorosas, tristes, preocupantes por múltiples situaciones, entre ellas la inseguridad, los elevados índices de desempleo, las deficientes prestaciones de servicios entre ellos: salud y sumando a esto el alto costo de la canasta familiar que incluye todo, surgen los reality como una alternativa de distensión, para recrear un poco el cruel escenario que se vislumbra.
Leí recientemente una publicación en el portal “Pulzo” que reseña la forma como Caracol y RCN se enfrentan por el rating en la franja nocturna. Está demostrado que la audiencia o teleaudiencia seguidora de la radio o la televisión, consume el enlatado que mejor le parece y le genere así sea un mínimo nivel de entretención.
Por un lado, RCN viene despertando especial interés con La Casa de los Famosos, en donde personajes de la vida farandulera en mayor porcentaje, se encierran entre paredes y vigilados por cámaras y micrófonos, para convivir y luchar por 400 millones de pesos. Romances y escenas calurosas y ardientes se han observado entre los participantes. Hay quienes advierten que en algunos casos forma parte de la estrategia para cautivar sintonía y llamar la atención del público, al que ponen a votar por sus favoritos.
Y qué decir de Caracol que lanzó El Desafío XX, que por más de 20 años ha estado en las pantallas. Dicen en las mediciones que este último dio pela a RCN el día de su lanzamiento. Y saber que es a través de un manejo emocional que cautivan la atención del público, quien consume lo que mejor le parece. Desafío XX contrario a La Casa de los Famosos pone a competir en pruebas exigentes a los participantes.
Es tan pobre la parrilla y los contenidos de los medios masivos que los programas más vistos actualmente son los reality. Su estilo busca cautivar y perfilar un televidente. Con el transcurrir de los capítulos el público comienza a identificarse con un concursante y es tal el éxtasis que se compenetra con su accionar sicológico. Sin proponérselo el televidente termina empeliculado. Hay ocasiones en las cuales el televidente se dispone apoyar un participante, mientras en otras decide votar en contra de otros.
Si bien los partidos de fútbol generan otro climax, no pueden compararse con los reality. El grado de pasión que un hincha siente por un equipo o la selección de su país, despierta otra serie de emociones y sentimientos. Hoy por hoy los juegos han escalado al mundo de las apuestas y se ha distorsionado su esencia. La llegada del VAR y la tecnología igualmente generó otras reacciones.
Es así que la atención del país otrora muy futbolero, está dirigida a los reality, prácticamente diseñados para luchar por rating entre pulpos. Poco importan los programas educativos, ahora la lucha se centra en quien logra cautivar más la atención de un público consumidor habido de distraerse. Así estamos. Que vaina con los reality, soy uno de los allí cautivos.
