Huila, Tolima y Nariño, son los departamentos donde se ha impactado de manera positiva la caficultura, el trabajo de los productores y recolectores. Actualmente, en el marco de este trabajo, la Fundación Manos al Grano desarrolla programas de este tipo en los municipios de Acevedo, Algeciras, Iquira, Oporapa, Paicol, Palermo, Palestina y Pitalito.
Diario del Huila, economía
Por: Gloria Camargo
Transformar la realidad “cultural y social de los agricultores cafeteros en Colombia”, es el pilar bajo el cual la Fundación Manos al Grano del grupo Azahar Coffee, viene trabajando en pro de mejorar las condiciones de vida y trabajo de los productores y recolectores del grano en los departamentos del Huila, Tolima y Nariño.
Según se ha logrado establecer, en el marco del ‘Proyecto Recolectores’, la organización ha señalado que está brindando un apoyo hacia las iniciativas que puedan generar “la formalización del empleo y fortalezca el tejido social del sector cafetero.
Actualmente, la Fundación Manos al Grano está desarrollando diversos programas para mejorar la calidad de vida de los recolectores de café. Su trabajo se concentra en dos zonas estratégicas: el norte y el sur del departamento del Huila, abarcando los municipios de Acevedo, Algeciras, Iquira, Oporapa, Paicol, Palermo, Palestina y Pitalito.
A través del acompañamiento técnico a los caficultores vinculados al proyecto «Recolectores», la Fundación ha logrado incidir positivamente en la implementación de prácticas que garantizan la calidad en la recolección del café.
Entre las actividades y prácticas implementadas se destacan las mediciones de calidad de recolección utilizando herramientas como Mediverdes y Cromacafe, desarrolladas por Cenicafe. Asimismo, se lleva a cabo una exhaustiva inspección de la trazabilidad de los procesos de beneficio de café, entre otras medidas.
El compromiso de la Fundación Manos al Grano no se limita únicamente al ámbito productivo, sino que también busca generar un impacto social duradero. A través de alianzas estratégicas con instituciones locales, se promueven programas de formación y capacitación para los recolectores, brindándoles herramientas y conocimientos que les permitan mejorar su desempeño y acceder a mejores oportunidades en el sector.
Los resultados obtenidos hasta el momento son alentadores. Los agricultores y recolectores cafeteros han experimentado una transformación positiva en su realidad, evidenciada en un aumento de la calidad de vida y mejores condiciones laborales.
Empleo cafetero
La organización añadió que, “el desarrollar el proyecto recolectores, consiste en la formalización del empleo de las personas que se encargan de la recolección del café, quienes históricamente no han contado con ningún tipo de régimen que los cobije y garantice sus derechos como trabajadores, lo anterior ha causado una tradición de informalidad que incluso ha arraigado en el colectivo social al punto de ver como imposible la implementación de contratación formal como trabajadores”.
En ese sentido, como parte de su estrategia para lograr una transformación e impacto significativos, la Fundación ha llevado a cabo talleres de capacitación sobre condiciones laborales y contratación dirigidos a caficultores y recolectores vinculados al proyecto. Estos espacios de formación buscan empoderar a los trabajadores, brindándoles conocimientos sobre sus derechos y las oportunidades que existen para una contratación formal.
Además de los talleres, se han organizado encuentros específicos para capacitar al personal contratado en la recolección de café. Estos eventos han abordado temas fundamentales para garantizar la calidad del trabajo y asegurar un producto final excelente. Para llevar a cabo estas capacitaciones, la Fundación ha contado con el apoyo de expertos y profesionales especializados en el sector cafetero.
El fortalecimiento de los procesos de cosecha y poscosecha ha sido otra prioridad en el proyecto «Recolectores». Para lograrlo, se ha brindado un acompañamiento técnico por parte del departamento de Calidades de Azahar Coffee.
A través de métodos de extensión agropecuaria, como foros, debates y reuniones, se ha establecido una interacción directa con los caficultores vinculados al proyecto. Esta colaboración ha permitido mejorar las técnicas y prácticas de cosecha, asegurando la calidad del café desde su recolección hasta su procesamiento final.
Oportunidades comerciales
Este trabajo también ha brindado nuevas oportunidades comerciales a los caficultores asociados, permitiéndoles llegar a mercados internacionales y recibir una prima por encima del mercado. Gracias a estos convenios, se han exportado más de 410.200 kg de café de alta calidad entre 2021 y 2023, llevando el nombre de Colombia en alto en múltiples destinos. Sin embargo, para la Fundación Manos al Grano, este es solo el comienzo de su misión.
El objetivo principal es lograr duplicar o incluso triplicar estas cifras, al brindar apoyo a otros 50 productores de café y establecer relaciones comerciales con fincas en la región de Caldas y Nariño.
Carlos Augusto Rodríguez, director ejecutivo de la Fundación, destaca que este proyecto tiene como finalidad impactar en todo el ciclo de producción del café.
A la fecha, más de 25 recolectores han obtenido certificación y reciben prestaciones sociales, estabilidad financiera, pagos quincenales y condiciones de trabajo dignas, que incluyen alojamiento y alimentación. Estas acciones tienen un impacto directo en mejorar la calidad de vida de los recolectores y promover su bienestar.
Además de la formalización laboral, el programa se enfoca en la formación técnica y el conocimiento para producir café de alta calidad. Se destacan aspectos como las variedades y el punto óptimo de madurez, promoviendo un sistema que no se basa únicamente en maximizar el volumen recolectado. La meta para este año es superar los 150 recolectores certificados, lo cual garantizará una mejora continua en la calidad del café producido.
Rodríguez resalta la importancia de estos artesanos que se esfuerzan diariamente por recolectar los mejores granos de café y destaca que la formalización de la mano de obra es fundamental para asegurar las mejores variedades de café para la exportación. El proyecto no solo beneficia a los caficultores, sino que también genera un impacto social positivo en la comunidad de recolectores.
Desde 2016, Acumen, un fondo de inversión de impacto, se ha unido a esta iniciativa, respaldando a pequeños productores en todo el país, incluyendo áreas afectadas por el conflicto. Estas inversiones tienen un valor significativo en la industria cafetera y demuestran el compromiso de generar un cambio sostenible en las comunidades cafeteras de Colombia.