Por:
Jaime Felipe Lozada |
El ministro de Hacienda y Crédito Público, Ricardo Bonilla, anunció en días pasados un recorte en el presupuesto de la Nación de 20 billones de pesos, debido a que en el gobierno nacional y en su cartera hicieron cuentas alegres sobre el recaudo de los impuestos y estas metas no se van a cumplir. Pero ¿qué implicaciones tiene para el país un recorte presupuestal de esta índole? Lo primero que hay que decir es que semejante descuadre es debido a que se está recaudando menos dinero del esperado en impuestos, al tiempo que los gastos mantienen su ritmo ascendente y las obligaciones en funcionamiento, inversión y pago de deuda son inaplazables. Muy seguramente esta decisión tendrá un impacto negativo en la reactivación de la economía, pues como bien lo dice el exministro de hacienda Juan Camilo Restrepo en la práctica esto significa que la inversión queda congelada hasta nueva orden en el país, reflejando el pésimo estado en que se encuentran nuestras finanzas públicas.
Vale la pena entonces preguntarnos si éste recorte presupuestal afectará al Huila y de qué manera. Es válido preocuparnos por la financiación y la continuidad de las obras de conectividad de vital importancia para la competitividad y el desarrollo regional, las cuales dependen en gran parte de recursos de vigencias futuras y de una importante voluntad política del gobierno nacional para su culminación, pero además, ¿qué pasará con la cofinanciación de las obras consignadas en los planes de desarrollo de la Gobernación del departamento, de la Alcaldía de Neiva y demás municipios? Es bien sabido que nuestros recursos son limitados y sí o sí se requiere del apoyo de la nación para llevar a llevar a cabo la inversión pública que requiere nuestra región y de esta manera generar empleo y reactivar la economía local.
Será responsabilidad de nuestros congresistas vigilar que los recursos de la nación destinados para nuestro departamento en el Plan Nacional de Desarrollo (que valga decirlo no es que sean muchos), no vayan a parar por mayor gestión parlamentaria a otras regiones del país, y que este recorte presupuestal no afecte de manera tan directa, como presiento que va a ocurrir, las obras de envergadura y los programas sociales que el gobierno Petro pueda tener a bien desarrollar en nuestra región. Hasta la fecha, después de dos años de gobierno, los huilenses hemos visto más anuncios y titulares que realidades, y no quiero ser pesimista, pero debido a la bajísima ejecución del gobierno y ahora también a este recorte presupuestal, lo más probable es que así permanezca. El gobierno Petro pasará en el Huila más con pena que con gloria.