Por: José Eliseo Baicué Peña
Este domingo se llevan a cabo las elecciones presidenciales en una disputa histórica y atípica en la que los electores, el gobierno, la opinión pública y hasta los mismos candidatos están desconcertados, temerosos y sorprendidos.
Y sorprende porque la protagonista indiscutible y transversal ha sido la tecnología. Y dentro de este fenómeno tecnológico, es evidente el uso, debido o no, de las redes sociales. Una práctica que ya hace parte del diario vivir de todos los mortales.
Por supuesto, que no me opongo a ello. Pues son múltiples los beneficios que la tecnología ha proveído a la humanidad desde sus propios inicios. Son muchas las contribuciones que se han hecho a la medicina, a la ciencia, a la academia, a la astronomía, a la biología, al derecho, al medio ambiente, a la fauna, a la flora, a casi todos los aspectos de la vida.
Y claro que a la política. O mejor, a la forma de hacer política. Al ejercicio de ese oficio odiado por muchos, querido por otros más, imparcial para otro tanto, pero indudablemente inherente a nuestra cotidianidad, así como al devenir y desarrollo de los Estados.
En mi opinión faltaron más debates o foros. Pues, la mayoría fueron conversatorios, entrevistas, interrogatorios, análisis de encuestas y más. Nada que ver con los grandes debates y discursos de otrora. Nada que ver con los fundamentos económicos, políticos, sociales, de salud, de educación ventilados en los escenarios de la plaza pública con el fervor presente de las multitudes, y sin los grupos seleccionados para arengar a cada candidato. Nada que ver con la capacidad discursiva y bien sustentada de otras campañas en décadas pasadas.
Pero lo que sí se ha visto, es que los candidatos se han escudado, han utilizado, han ocupado las redes sociales para llegar masivamente a sus posibles electores. No es lo mismo estar en una tarima frente a miles de ciudadanos, ávidos, inquietos, inconformes y lanzando puyas a los candidatos, exponiendo propuestas y cambios en los diferentes sistemas, que dentro de una cabina de radio o de televisión, exponiendo tranquilamente sus ejes temáticos de campaña y rodeado solamente de algunos periodistas y asesores.
Las redes sociales han sido, y creo que seguirán siendo, las aliadas incondicionales de los políticos en las campañas electorales. Y no está mal, pues la tecnología está al servicio de la humanidad. Aunque esta campaña se caracterizó por lanzar críticas negativas a los contendores, escribir, contestar, refutar, a través de estos medios, tratar de ganar adeptos haciendo denuncias o adentrándose hasta en la vida íntima de sus colegas.
Ojalá, quien gane no olvide que a través de estos elementos tecnológicos también puede seguir llegando a los colombianos, también puede seguirle hablando a los colombianos.