Ni las fiestas navideñas y de fin de año, paran la inclemente violencia en el país. El departamento del Cauca ha sido epicentro de asesinatos y masacres de funcionarios públicos, indígenas y líderes sociales, que tienen muy preocupados a las autoridades gubernamentales, por la incesante irracionalidad que ha sido provocada por las organizaciones criminales, que tienen el control territorial y que ha desplazado la institucionalidad, por la laxitud en las medidas que ha adoptado el gobierno nacional para frenar estos hechos luctuosos que generan un ambiente de zozobra y de terror en esta importante región del país. Mientras el ejecutivo nacional ha sido muy duro con el sector empresarial del país, se encuentra arrodillado ante el crimen. No se vislumbra una salida a este ambiente de terror que está siendo propiciado por estas organizaciones narcoterroristas.
A pesar de los ingentes esfuerzos gubernamentales para lograr la Paz Total en el territorio nacional, continua el escenario de terror propiciado por algunos grupos criminales que no cesan su actuar violento contra la sociedad colombiana. Las regiones donde más se vive esta zozobra, son las que presentan mayores extensiones sembradas de sustancias sicoactivas, que se han convertido en el principal detonante y auspiciador de estas acciones, que van en detrimento del bienestar general de la población. Desde gobiernos anteriores este panorama violento nunca ha cesado. Igualmente se siguen recrudeciendo estas masacres donde los afectados son las familias indefensas que desafortunadamente, son víctimas de la guerra sin cuartel que libran los grupos subversivos en el país.
La crítica situación de seguridad que ha vivido el norte del Cauca durante los últimos ocho días que ha dejado entre las víctimas a varios líderes sociales e indígenas y el asesinato del alcalde de Guachené, Elmer Abonía Rodríguez, así como el secuestro del hermano de la alcaldesa de Corinto, William Velasco, han generado un panorama de inestabilidad en el departamento. Para nadie es un secreto que esta región del país es un sitio estratégico para la siembra, llámese marihuana o coca, y que por su ubicación territorial, tiene salida directa al mar, a través de Buenaventura y al resto del centro del país.
Según Indepaz, de las 93 masacres registradas este año, siete han ocurrido en el Cauca, por lo que tienen en ascuas a las autoridades y organizaciones civiles, porque no han podido tomar medidas eficaces para contrarrestar la ola de violencia que afecta a los ciudadanos. La periodicidad de estos incidentes sugiere una tendencia alarmante que compromete la paz y la seguridad de la región. Igualmente, esta situación se está presentando en otros departamentos. El hallazgo de los cadáveres de tres hombres en una finca de Mosquera, Cundinamarca, tiene preocupados a los habitantes de este sector aledaño a Bogotá.
