Por: Ariel Peña
Las reformas que próximamente presentará el gobierno al congreso, esencialmente buscan constituir una clientela electoral bastante frondosa, para que el proyecto político del Pacto Histórico tenga largo alcance; y es de ahí precisamente que el propio presidente está convocando a manifestaciones el próximo 14 de febrero, o sea que como se dice coloquialmente, está poniendo toda la carne en el asador, para no tener otro fiasco, como el ocurrido el 15 de noviembre con las movilizaciones pro-gobierno de ese día.
La reformas a la salud, la laboral y de pensiones, que supuestamente recibirán las propuestas de los ciudadanos para ser tenidas en cuenta; simplemente son sofismas, dado que todo ese cumulo de iniciativas del régimen, pertenecen al programa político para Latinoamérica del Socialismo del Siglo XXl, igual a lo que hizo Hugo Chávez comenzando el milenio en Venezuela, en donde en esencia se puede tener algún pequeño progreso por poco tiempo, pero después viene la miseria absoluta de las masas, lo que significa, pan para hoy y hambre para mañana.
Por lo tanto las ilusiones reformista, más adelante se convertirán en una catástrofe a mediano plazo, especialmente con la reforma a la salud que dejará a miles de desempleados en ese sector y que estatizará el servicio convirtiéndolo en algo selectivo y clientelista; muy parecido a la consigna fascista de Benito Mussolini en Italia en los años 20 del siglo pasado, que decía: “Todo dentro del Estado, nada fuera del Estado y nada en contra del Estado.
De manera que las organizaciones sindicales y sociales deben de estar alerta, ante las grandes dificultades que van a venir con unas reformas que pertenecen al programa político marxista leninista, en donde lo fundamental es la perpetuidad en el poder de un sector político que de acuerdo a los fetiches comunista se cree “ungido”, para someter eternamente a las naciones que caen en sus garras, sin importarle para nada las aflicciones de las masas en su diario vivir.
Dado que un hecho que afecta de manera significativa el bolsillo de los colombianos es el alto costo de la vida que se refleja en la inflación, que según el Dane, en la variación anual se ubicó en el mes de enero de 2023 en 13,25% , siendo en el primer mes del año de 1,78%; lo cual demuestra que la convocatoria que hace el gobierno para apoyar sus reformas el 14 de febrero se cae de su peso y sería muy masoquista que dirigentes de las centrales obreras inviten sin ningún reato a apoyar al gobierno en esa fecha; puesto que dentro de los principios de la autonomía, independencia y pluralismo, el movimiento de los trabajadores no se puede doblegar a ningún gobierno, máxime si tiene una política económica hambreadora en contra de la población.
Sin embargo muchos ciudadanos despistados con “el cambio”, siguen considerando que el electorado del Pacto Histórico, es el resultado únicamente del inconformismo o la frustración con los gobiernos pasados, en donde la gente votó espontáneamente por Gustavo Petro, olvidando de plano el trabajo ideológico que por más de 60 años han hecho en Colombia las fuerzas comunistas, especialmente en la educación, el sindicalismo y en diferentes organizaciones populares, teniendo hoy, los resultados a la vista.
Con la complacencia de la democracia liberal que no le ha puesto cara a la dogmática totalitaria del marxismo, como debe de ser, de pronto por un complejo de inferioridad ideológico, ante los dogmas comunistas del materialismo histórico y la inevitabilidad; de ahí que Petro ha cosechado una clientela muy bien adoctrinada, ruidosa e hirsuta, que no admite el debate fecundo de las ideas, cuando mínimamente hay quien se lo expone.
El comunista italiano Antonio Gramci(1891-1937) decía: “La conquista del poder cultural es previa a la del poder político, y esto se logra mediante la acción concertada de los llamados “orgánicos” infiltrados en todos los medios de comunicación, expresión y universitarios”, cosa que se ha hecho juiciosamente en el país desde hace décadas por parte de las organizaciones totalitarias, que usan las elecciones de lo que llaman la “ democracia burguesa”, para instaurar una dictadura sempiterna de la cual es poco probable que se libere la población.
De manera que el gobierno de Petro no es el del pueblo, ni tampoco el que defiende los intereses de las gentes menos favorecidas, puesto que lo que busca es fortalecer su clientela con las reformas, para crear en Colombia una nueva oligarquía que parasite con el manejo del Estado, con enormes privilegios; por ello la difícil situación que vive el país se empeorará con nuevos entes burocráticos, creados por las reformas gobiernistas, lo que llevará en el inmediato futuro a más impuestos, endeudamiento y deterioro de la calidad de vida de la inmensa mayoría de la población.
El Sindicalismo Democrático que ha sabido percibir en estos meses la situación política y social bajo la administración de Gustavo Petro, tiene que impulsar a mediano plazo la movilización popular, en vista de que a los trabajadores y al pueblo en general le esperan días aciagos, con reformas nocivas y lesivas, además del alto costo de la vida que aumentará el hambre y la miseria; de manera que las reformas farisaicas perjudicaran a la ciudadanía significativamente, por lo que hay que desarrollar y fortalecer la protesta social ante los grandes fracasos que se avecinan y que menoscabaran a todo el pueblo.