Por: Sergio Trujillo
Las regalías han sido, desde siempre, una fuente vital de recursos para el desarrollo regional en Colombia. No es una exageración afirmar que, para departamentos como el Huila, estos recursos son el motor que impulsa proyectos que mejoran la vida de miles de ciudadanos. Sin embargo, en los últimos años, hemos presenciado cambios preocupantes en la redistribución de estos recursos que amenazan el progreso que hemos alcanzado.
Desde la implementación del Sistema General de Regalías (SGR), el Huila ha demostrado una gestión eficaz de esta fuente, logrando avances significativos en Ciencia, Tecnología e Innovación. En 2022, por ejemplo, lideramos a nivel nacional en captación de regalías para este sector, superando a departamentos más grandes. Esto nos permitió financiar proyectos que impactaron directamente nuestra economía local, tales como la mejora en el procesamiento de productos agrícolas y el fortalecimiento de nuestras universidades, entre otros. Sin embargo, esta historia de éxito hoy está en riesgo.
La propuesta de modificar los artículos 332, 360 y 361 de la Constitución para redistribuir las regalías basándose en criterios poblacionales representa una amenaza directa para los intereses de nuestro departamento. Aunque es cierto que las grandes ciudades concentran mayor cantidad de habitantes, no podemos ignorar las necesidades específicas de regiones como la nuestra, donde las brechas en infraestructura y las urgencias del desarrollo rural son inmensas.
Más allá de la redistribución desigual, lo que más preocupa es la tendencia a «recentralizar» el control sobre las decisiones que deberían seguir en manos de las entidades territoriales, pues esta fuente de recursos es una compensación por la explotación de hidrocarburos y minerales. Con la Ley 2056 de 2020, habíamos logrado un avance significativo al eliminar el OCAD departamental y municipal, lo que nos dio la “autonomía” para aprobar directamente nuestros proyectos y redujo la burocracia. Sin embargo, los trámites burocráticos exigidos por el Departamento Nacional de Planeación (DNP) limita nuestra capacidad de actuar con rapidez, eficacia y eficiencia.
Esta recentralización no solo incrementa los tiempos de espera para la aprobación de proyectos, sino que también retrasa la ejecución de iniciativas vitales para nuestra región. Los proyectos que dependen de regalías, desde la construcción de vías rurales hasta la modernización de la infraestructura educativa, corren el riesgo de estancarse si permitimos que estas reformas avancen.
Es importante recordar que el SGR fue diseñado para promover la equidad entre las regiones, un principio que no podemos sacrificar en aras de una distribución que no refleja nuestras realidades. Para el Huila, en el caso de aprobarte esta reforma, las regalías se reducirían en un porcentaje que rondaría entre el 15% y el 20% significaría retroceder en áreas clave como la agricultura, con esta disminución, nuestras familias rurales, que dependen del café, cacao y otros productos estrella del Huila, sufrirán las consecuencias.
El futuro del Huila depende de una distribución justa de las regalías. No podemos permitir que se pongan en peligro los proyectos de Ciencia, Tecnología e Innovación, así como los de infraestructura y educación que tanto necesitamos. Desde mi posición como diputado, hago un llamado a los legisladores para que estemos alertas ante esta propuesta. No podemos permitir que se le quiten recursos a regiones como la nuestra.
Es un llamado a la clase parlamentaria y dirigente del Huila a unirnos y trabajar en equipo con el objetivo de defender el futuro de nuestro departamento. Las regalías no son solo una fuente de recursos, son una herramienta que nos permite garantizar mejores oportunidades para nuestras comunidades. Cualquier intento de reducir nuestros recursos es un golpe directo al desarrollo de nuestro Huila Grande.