Ese es el resumen de su discurso al final de la marcha convocada por su gobierno, algunos sindicatos, los empleados oficiales y por el propio presidente de la república. Desafiante su alocución en contra de sus gobernados. Retador a sus propios ministros y altos dignatarios de la Nación: Se le escucho decir, ¡que el ministro que no estuviera de acuerdo con su política, que se retire! No acepta el disenso ni el debate. El déspota intimida a los colombianos con un discurso alicorado con el que ha regresado al pasado, a los aciagos años cuando en este país se consideraba la opinión de los contrarios como delito.
El delito considerado de opinión es fruto de toda autoridad que pretende limitar la libertad de expresión al ser considerados por los gobiernos totalitarios y sus aparatos de justicia como sospechosos y, por tanto, deben ser perseguidos por fiscales y jueces, hasta el punto de privar de su libertad a todo aquel que o aquella que piense de manera diferente a lo que dicta el establecimiento.
Los delitos de opinión son propios de gobiernos totalitarios y antidemocráticos. Las Naciones Unidas y la Corte Interamericana de Derechos Humanos consideran que esos delitos violan flagrantemente los Derechos Humanos y son un atentado a la libertad de expresión de pensamiento y a las libertades políticas.
Que ironía, muchos de los que votaron por Petro han sufrido un gran desencanto, y piden su salida y que renuncie a la presidencia de Colombia. Piensan que le quedo grande el cargo, querían un presidente que potenciara la vida y han visto todo lo contrario, un gobierno enredado en círculos violentos que amenazan la institucionalidad.
Un gobierno soberbio y retador que nos recuerda una parte de la fábula de don Rafael Pombo del gato ladrón: En esa invención, el gato ladrón le dice su mama: “Voy a volverme patetas y el que conmigo se meta, ¡en el acto morirá”.
En materia de orden público hemos regresado 20 años atrás. Cínicamente y de manera burlona el vocero del ELN en la mesa de negociaciones en Cuba, Pablo Beltrán, dijo en una reciente entrevista en la Habana sobre el cese bilateral del fuego, que ellos aceptaban el cese al fuego bilateral, pero que le anunciaban los colombianos que seguirían secuestrando, extorsionando, reclutando menores, volando con atentados la infraestructura nacional y demás delitos atroces que son los crímenes que motivaron al gobierno para entablar el dialogo. Se conoce que esas terribles gabelas se la concedió el gobierno al ELN a cambio de la entrega de los niños indígenas que sobrevivieron al accidente de la avioneta en el Guaviare, de parte de esa organización guerrillera que los tenía secuestrados. Por esa y otras muchas razones vemos que el país se le salió de las manos a Gustavo Petro. 16/06/23. Julio Bahamon Vanegas.