Alfredo Vargas Ortiz
Orgullosamente Docente en la Universidad Surcolombiana
Doctor en Derecho de la Universidad Nacional de Colombia
Si hay algo en lo que la literatura y la ciencia están de acuerdo, es que la educación es el camino menos costoso y con el mayor retorno en términos de desarrollo social. Cuando las sociedades invierten contundentemente en educación, se preparan para cambiar la pobreza por la riqueza, la violencia por la paz y la ignorancia por el conocimiento. No hay razones para escatimar esfuerzos en invertir en la educación, pero lo sucedido en Neiva es lamentable. Tener una administración que se atrevió a desistir de recibir recursos del gobierno nacional para «supuestamente financiar con recursos propios el Colegio el Caguán y la sede Cacique Pigoanza» es inconcebible. ¿Dónde estaban los sindicatos, los profesores beligerantes, los líderes sociales que se enorgullecen de defender la educación pública cuando estos malandrines saquearon la educación de nuestra ciudad?
Detuvieron el tren del progreso que se estaba realizando en materia de inversión en educación y se llevaron todo, hasta los rieles. Me cuentan que la sede Rosero Concha no tiene una nevera para conservar los alimentos, lo que pone en riesgo el suministro del PAE. Los niños llegan sin zapatos, uniformes, cuadernos y mucho menos alimentados. La violencia campea en sus hogares y la institución educativa, que debería ser un refugio de sus desgracias familiares, no da abasto para tantas demandas sociales. Una Psicorientadora para 1800 estudiantes, aulas abandonadas, y todo esto es producto del descuido en la inversión, de la falta de mantenimiento y, sobre todo, de la falta de una gestión eficiente en la educación de Neiva.
La Rosero Concha es solo uno de los múltiples ejemplos de lo que está sucediendo en Neiva. Hay ladrones de carteras y celulares por doquier, y ya están matando por lo que poseen. Pero también hay asesinos a sueldo que roban el erario para satisfacer sus más bajos deseos de poder y riqueza a costa de los que padecen hambre.
No es para menos lo que estoy denunciando. Los niños que no son atendidos adecuadamente en las instituciones educativas son los futuros delincuentes que te robarán para llevar el pan a casa. Recuerdo cuando hablaba con muchos jóvenes que me contaban que habían tocado muchas puertas que se cerraron y que la vida no les dio otra opción, pues habían sido expulsados del sistema educativo o incluso nunca habían tenido acceso a él. Con un padre en la cárcel y una madre en las drogas, la calle fue su única maestra.
Hay mucho por hacer en esta ciudad en términos de educación. Sería interesante que el Alcalde Germán Casagua realizara una reestructuración para acabar con la burocracia enquistada que dejó el anterior alcalde y que estos recursos se invirtieran adecuadamente en educación. Dotación de restaurantes, asegurar el transporte y la vigilancia de las instituciones educativas, dotación del servicio de internet, inversión en bibliotecas, instrumentos musicales, mejoramiento de la infraestructura, capacitación de nuestros docentes y fortalecimiento del programa de internacionalización de nuestra ciudad promoviendo el bilingüismo y abriendo la puerta al mundo para nuestra comunidad educativa.
El problema de la inseguridad en Neiva se resuelve haciendo lo correcto: invirtiendo en educación como motor de transformación social, pasando de la delincuencia a una vida próspera.