Con gran éxito se ha venido desarrollando la Semana de la Juventud en el Departamento del Huila, por ello considero oportuno referirme al Voluntariado Juvenil Universitario dentro del concepto de Responsabilidad Social Universitaria RSU. Este es concebido como un proyecto extracurricular organizado y sistemático, transversal a cada uno de los programas, que involucra a miembros de la comunidad universitaria, estudiantes, docentes, personal administrativo y egresados; permite posicionar a la universidad como entidad comprometida con la causa de los marginados y vulnerables, contribuyendo a mitigar problemas sociales, en el marco de los 17 Objetivos de desarrollo Sostenible ODS.
El Voluntariado Universitario se orienta primordialmente a: fomentar y promover la cultura de la acción voluntaria como máxima expresión de la solidaridad; sensibilizar al estudiante sobre la realidad social, el valor, la importancia y la necesidad de la corresponsabilidad social; ampliar el concepto de comunidad más allá de su familia y de su propio individualismo; reconocer las contribuciones del voluntariado a la sociedad, la paz y el desarrollo y cómo las acciones de los voluntarios son esenciales para el impulso de la democracia y la defensa de los derechos humanos. En el plano personal, el voluntariado contribuye a la formación de los jóvenes con un proyecto de vida cimentado en valores y principios éticos, desarrollen sus capacidades de liderazgo, se habiliten para comunicarse adecuadamente con sus semejantes y relacionarse amigablemente con el medio ambiente. Además, lograr que los jóvenes y futuros profesionales hagan uso de las oportunidades que ofrece la democracia participativa, como un deber y un derecho, ser protagonistas y constructores de tejido social e incidir , en su momento, como directivos de empresas e instituciones, en prácticas de Responsabilidad Social.
Afortunadamente en el país este es tema de candente actualidad por el sinnúmero de universidades que han encontrado en el voluntariado un medio idóneo para formar los ciudadanos que el mundo necesita y también , como peldaño para su acreditación. Las universidades vienen canalizando sistemáticamente la acción solidaria y participativa de la comunidad universitaria en atención a las distintas demandas sociales, con acciones asumidas de forma libre y responsable, aportando tiempo, trabajo y talento, acercando a la comunidad universitaria con el entorno social; han definido las áreas de trabajo y la población objetivo, atendiendo a su pertinencia, a los intereses de la universidad y al impacto deseado. Es así como algunas han creado su propia oficina de voluntariado, otras, su programa y la cátedra.
A medida que el Voluntariado Universitario ha madurado, han creado REDES con otras Universidades e instituciones, generando lazos de amistad, cooperación e intercambio de experiencias, propiciando encuentros, congresos, seminarios, intercambios, brigadas, campamentos, eventos locales, nacionales e internacionales y espacios de articulación de acciones voluntarias estudiantiles en beneficio de grupos vulnerables.
El Primer Congreso Iberoamericano de Voluntariado, celebrado en el año de 1999, en Santiago de Compostela precisaba: «El voluntariado no ha nacido para apuntalar ninguna ideología de cualquier naturaleza, sino para defender los derechos humanos, en cualquier rincón del mundo y en cualquier marco cultural. Hoy, en muchos de nuestros países, defender los derechos humanos significa defender los derechos de los más pobres». Hoy, habiendo pasado veinte años, esta aseveración se torna imperativa .