DIARIO DEL HUILA, PRIMER PLANO
Por: Daniela Gutiérrez
Fotos: José Rodrigo Montalvo
Para muchos neivanos no es un secreto que el río del Oro así como el río las Ceibas y el emblemático río Magdalena han sido históricamente blanco de contaminación de todo tipo. Estas fuentes hídricas que son la esperanza de un futuro llevadero y sostenible en medio del inminente cambio climático que está sufriendo el mundo, no tienen doliente. DIARIO DEL HUILA conoció las denuncias de un concejal y ciudadano que ha venido poniendole la lupa a la contaminación producida en las cuencas de los ríos a lo que se le suma la deuda histórica que tiene Neiva con el río Magdalena por falta de la PTAR.
La falta de cultura ciudadana, la poca responsabilidad ambiental y la inconsciencia sobre el beneficio que tienen los afluentes hídricos en el mundo ha llevado que cada vez se piense menos hacia los beneficios futuros que los ríos pueden ofrecer y por el contrario, son vistos por un lado como la posibilidad de hacer negocio y por otro como la oportunidad de que el agua se lleve la maleza que emiten los seres humanos.
Ese es precisamente el caso de dos de los los principales ríos del departamento del Huila; el río del Oro y el río las Ceibas y, por supuesto el río Magdalena; principal afluente hídrico del país que recorre el territorio cargando a su paso toneladas de basura que finalmente invaden cada ecosistema que puede albergar estas aguas.
El río del Oro cruza la cabecera de Neiva de oriente a occidente, en la parte sur, tras nacer en Cuchilla Terpella, Cerro Neiva, y a lo largo de su recorrido está alimentado por varias quebradas como El Tigre, El Madroño, La Cabuya, La Florentina, que contribuyen al problema de contaminación.
Atraviesa las Comunas 6, 4, 7 y 8 en los barrios Santa Isabel, Estadio, Almendros, Diego de Ospina, Quebraditas, entre otros.
Por su parte el río Las Ceibas se constituye en la principal fuente hídrica de la ciudad de Neiva, de ella se abastece el acueducto municipal; su cauce principal nace en el cerro Santa Rosalía.
Recorre la comuna 10, 5, 3, 2 y 1 de la ciudad, antes de hacer su desembocadura en el río Magdalena.
“Lastimosamente el río del Oro volvió a ser una escombrera pública y un centro de recepción de vertimientos de aguas hervidas, dadas las condiciones geográficas del sector, pues hay urbanizaciones alrededor, una zona industrial, asentamientos humanos que descargan de manera directa las aguas residuales y se está haciendo un empozamiento en los ríos”, denunció Alejandro Serna Serna, concejal de Neiva.
Consecuencias y efectos
Así las entidades territoriales y las personas que habitan cerca de las cuencas de los ríos volteen la cara para no evidenciar los efectos de la contaminación en los ecosistemas y el problema de salud pública que generan los actos de irresponsabilidad con el medio ambiente, lo cierto de todo es que este actuar tiene unos efectos directos e indirectos tanto para el río como para los habitantes.
La mala calidad del agua, genera destrucción de ecosistemas y paisajes, pérdida de biodiversidad, eutrofización, desequilibrios ecológicos, inundaciones, escasez de agua, trastornos gastrointestinales, infecciones, enfermedades y muchos otros efectos sobre la salud.
Las principales fuentes de contaminación, en el caso de estos afluentes hídricos son las basuras, el plástico, las aguas residuales, microorganismos patógenos, productos químicos, la agricultura, la deforestación, los hidrocarburos, la contaminación térmica, desechos peligrosos, vertimientos industriales, entre otras.
“En el río Ceibas que es la única fuente de abastecimiento de agua potable para Neiva y del cual es responsable Empresas Públicas de Neiva se ha venido presentando contaminación no sólo por asentamientos, sino también vemos con preocupación que se está afectando a la zona de protección ambiental”, referenció Serna Serna.
Según la normativa, son 30 metros a lo ancho y 30 metros a lo largo de la fuente hídrica que no se puede habitar ni tener ningún tipo de establecimiento que amenace con contaminar con sus desechos el río.
Aun así, en Neiva esto no ocurre. “He evidenciado en visitas que los asentamientos están ya casi sobre el río y sobre la parte nororiental hay un restaurante campestre donde no se respeta la zona de protección”, denunció el cabildante.
Es de recordar que en estas zonas se debe garantizar por medio de las entidades competentes, que para el caso de Neiva serían la Corporación Autónoma del Alto Magdalena CAM, la Secretaría de Ambiente y Las Ceibas Empresas Públicas de Neiva, la protección a la fuente hídrica a través de la reforestación y la no contaminación; tema que no sucede.
“Las entidades a quienes les corresponde este tema tienen que tomar correctivos y garantizar que el medio ambiente prevalezca como derecho fundamental”, advirtió.
Acciones
Omar Galindo Escobar secretario de Ambiente Municipal señaló que esa cartera viene garantizando la limpieza de las zonas aledañas a los ríos con el grupo PEGIR y realizando trabajos de concientización a las comunidades ya que, “en el río del Oro sí se viene presentado un problema de contaminación y lo que vamos a hacer es intervenir con máquinas para dejarlo lo más limpio posible”, dijo.
José Manuel González director técnico de Las Ceibas Empresas Públicas de Neiva, sostuvo que, por un lado el inconveniente le compete directamente a la Secretaría de Ambiente y a la primera autoridad ambiental del municipio; la CAM, y adicional a esto la limitante respuesta obtenida fue, “nosotros no podemos obligar a las personas que viven allí a que no contaminen; no es función nuestra”.
La CAM por su lado, aunque fue poca la comunicación que se pudo obtener con alguna persona que pudiera dar información sobre el trabajo que se puede desarrollar para evitar todo este problema de contaminación, se limitó a responder, “no tenemos nada que ver en eso”.
“La Ley 99 de 1993 establece que las Corporaciones Autónomas Regionales son las responsables por ser las administradoras, cuidadoras y protectoras de todo lo que es el ecosistema de un territorio y en eso está comprendido la fauna, la flora y el sistema hidrológico con su sistema hidrográfico, al igual que los municipios”, insistió Jorge Enrique.
Lo que se está viendo es el resultado de la poca protección de las fuentes hídricas en Neiva, que además pueden llegar a ser un recurso no renovable si se le sigue dando este trato. “Estos ríos tienen una importancia histórica y cultural por lo que significó para el territorio, pero tristemente es una alcantarilla a cielo abierto”, comparó el veedor ciudadano.
Una deuda histórica
Para completar el cuadro de contaminación está el río Magdalena que recibe 14.904 toneladas de aguas residuales y de basura al año, es decir, cerca de 1242 toneladas al mes, debido a la falta de la planta de tratamiento de aguas residuales.
Desde el año 2011 se contrataron los estudios y diseños de lo que sería la PTAR y desde allí, “lo único que se ha hecho es enterrar plata y hacer un negocio”, advirtió Humberto Castro presidente de la red de veedurías ciudadanas del departamento del Huila.
Según las cuentas del veedor ciudadano, los cuantiosos recursos que se han “despilfarrado”; porque no se ha sacado provecho alguno y Neiva continúa sin la PTAR, son de alrededor de $12.000 millones de pesos “hasta lo que uno se logra enterar”, compartió Castro.
En medio de un debate de control político que se le hizo en el Concejo de la ciudad a la gerente de Las Ceibas Empresas Públicas de Neiva, citado por la concejala Lourdes Mateus, la conclusión principal es que, posiblemente la PTAR no sea construida en esta Administración, pues se debe empezar por obtener la licencia ambiental que a hoy, se encuentra suspendida.
Así mismo salieron a la luz aspectos claves como el hecho de que la planta de tratamiento de aguas residuales que está proyectada para Neiva solo recogería el 75% de las aguas negras de la ciudad; esto debido a la ubicación que podría tener el proyecto, la cual sigue siendo un punto de gran discusión entre la comunidad y la Administración.
Y otra perla que surgió fue el incremento desmesurado de $3.000 millones de pesos que costaría de manera mensual al Municipio y que pagarían los neivanos por el gasto de energía de la planta, para poder elevar desde la superficie del río hasta los conductos de desagüe el material contaminante, “esto incrementaría en el recibo de la energía de los neivanos cerca de $50 mil pesos mensuales”, manifestó Castro.
Es así como desde la red de veeduría con un equipo técnico del que hacen parte ingenieros y ex mandatarios del municipio, han planteado una solución “mas viable” desde todos los aspectos para darle fin a este problema.
“Lo que hay que hacer es desarrollar el proyecto en el área rural, 6 o 7 kilómetros a las afueras más o menos en la zona de la vereda El Venado, donde hay lotes adecuados porque no hay viviendas cercanas y está distante de cualquier zona de protección. El costo estimado sería de cerca de $100.000 millones de pesos y se recogerían todas las aguas negras y material contaminante de la ciudad”, especificó. Lo cierto de todo es que el proyecto fundamental para mitigar la contaminación al río Magdalena sigue “en veremos” y mientras tanto el río continúa muriendo a manos de una ciudad que ha sido indolente, incompetente y le da dado la espalda a dicha problemática.