Alfonso Vélez Jaramillo
En la casa donde hoy funcionaba el Das, y ahora la sede de Migración Colombia en la calle 8ª No. 7-40 de Neiva, hay una placa en mármol que reza textualmente: “Aquí nacio (sic) JOSÉ EUSTASIO RIVERA el 19 de febrero de 1.888”.
Esta casa deben adquirirla para el Museo de Rivera, no sé si la gobernación o el municipio de Neiva, por lo que les voy a contar y saquen conclusiones.
Rivera, es el huilense universal y el más representativo por su obra literaria, objeto de múltiples homenajes durante la Feria Internacional del Libro de Bogotá, con más de 500 invitados nacionales e internacionales y expositores y muchos visitantes de todo el mundo.
José Eustasio Rivera, publicó artículos en diferentes medios, pero fue su novela “La Vorágine”, es catalogada como una de las más importantes creaciones de la literatura hispanoamericana.
Es la gran novela de la selva latinoamericana, en la cual Rivera denuncia sin rodeos, sin temor, de frente y con una creativa limpieza literaria, la esclavitud a la que sometía la cauchera peruana “Casa Arana”, a sus trabajadores. Otra desventura social sufrida por los colombianos en sus mas de 200 años de historia republicana.
La monumental obra fue publicada en 1924, según los historiadores, está cumpliendo 100 años y hoy es un clásico de la literatura hispanoamericana. Inclusive, el rostro de Rivera, fue acuñado en la moneda conmemorativa bañada en oro, con motivo de los 400 años de fundación de Neiva, su patria chica, durante el periodo del alcalde Pedro Suárez y entregada a las personas más destacadas por su contribución el desarrollo de la ciudad de Neiva. Rivera estudió en el Colegio Santa Librada, de Neiva y Elías, Huila.
El municipio de Rivera, en una discusión bizantina, que no tiene fin, le pelea a Neiva ser la patria chica del escritor y poeta Rivera, tanto así que en 1.943 a este pueblo que aún se llamaba San Mateo, le cambiaron el nombre por el de “«Rivera» en honor del escritor, mediante ordenanza número 4 del 15 de mayo de 1943 de la Asamblea departamental del Huila.”
Desde hace 26 años la «Fundación para la Enseñanza y Promoción de los Oficios y las Artes, Tierra de Promisión» y el Municipio de Neiva, exaltan la memoria de Rivera, convocando a los escritores de lengua castellana a la Bienal internacional de Novela “José Eustasio Rivera” con el premio más alto para el ganador de los concursos literarios de todo el país, más de 100 millones.
Precisamente este martes el escritor y poeta español José María Fernández Luna-, recibió el último premio de la Bienal Internacional de Novela “José Eustasio Rivera”, entregado por el presidente de la fundación, Diógenes Plata, durante la Feria Internacional del Libro.
Aunque en 1994 se construyó el Centro Cultural y de Convenciones José Eustasio Rivera y en Neiva hay una avenida que lleva el nombre de Paseo Peatonal, José Eustasio Rivera. Paradójicamente, no existe un museo en Neiva que congregue todos los elementos que hicieron parte de la vida y obra del escritor, y nadie se ha preocupado, que yo sepa, como si existe en Caldas. Ese departamento nos da ejemplo, allá la Universidad de Caldas, tiene un valioso museo.
El inventario archivo que hay en Manizales es particular porque no hace énfasis al mito del escritor, sino al hombre, “como su silla de estudio, el inventario de sus libros, su bastón, el último discurso que dio en vida. Cosas tan humanas como el recibo de la ambulancia que lo llevó al hospital y la tarjeta de la casa funeraria que lo veló en Nueva York”.
Allá dicen, “Somos las salvaguardas de un material histórico relevante”, según Germán Gómez Londoño, vicerrector académico. Sin ser nuestro Rivera de Caldas, tienen 173 referencias que conforman el archivo de José Eustasio Rivera, en Manizales, como si fuera hijo suyo, y aquí no lo saben.
Traté de darlo a conocer después de un viaje que hice a Manizales, pero no hubo respuesta de nadie, ni se la Academia Huilense de Historia.
Según un excelente artículo publicado en La Patria, tienen cartas, fotografías, cuadros, recibos, negativos, recortes de periódicos, libros firmados por el autor, la silla que utilizaba en Nueva York en sus últimos años como diplomático, bocetos, afiches y postales y son documentos que se conservan en el Centro Cultural Rogelio Salmona de la Universidad de Caldas.
El archivo reúne los últimos años de vida del autor y los años posteriores a su muerte. Específicamente desde 1927 hasta 1991. Sin embargo, el periodo que más concentra información va desde 1934 hasta 1945, que pertenece a la Colección de Secciones Especiales de la Biblioteca.
“De Nueva York a Manizales”
Dice La Patria, según artículo del pasado 10 de marzo, firmado por Sofía Gómez Piedrahíta
José Eustasio Rivera se trasladó en 1927 a Nueva York para crear su propia editorial y poder difundir La vorágine en inglés. No obstante, en medio de esa labor falleció en 1928. Su amigo y acompañante de entonces, José A. Velasco, reunió la documentación y se la envió a la familia de Rivera en Bogotá.
Según parece, el archivo llegó a Manizales en la década de 1960. El caldense Emilio Robledo, humanista, gobernador de Caldas y rector de la Universidad de Antioquia, se enteró, lo adquirió y pasó a formar parte de su biblioteca personal, hasta que esta fue donada a la Universidad de Caldas.
Particularidad del archivo
Según Sergio Patiño, auxiliar administrativo del Centro de Bibliotecas de la U. de Caldas, existen otras colecciones del autor en ciudades y universidades de Colombia. Por ejemplo: La Biblioteca Nacional tiene la ópera prima y el manuscrito de La vorágine. Y aqui, su patria Chica, no hay nada y si lo hay que lo muestren .
